SALVEMOS AL JOSÉ OLAYA DE LA PERLA


NO PERMITAMOS QUE DESAPAREZCA EL JOSÉ OLAYA

La hoy, Institución Educativa Pública JOSÉ OLAYA, del distrito de La Perla, en mi querida Provincia Constitucional del Callao, no se parece en nada al Colegio Nacional JOSÉ OLAYA, donde yo estudié. Hoy está totalmente cercado incluidos los invasores-, en 1966 no tenía fronteras, no tenía cerco perimetral. Hoy tiene canchitas deportivas con gras sintético, lozas deportivas; en 1966 no existía nada de eso, jugábamos en la tierra, en la pampa y nada más. Hoy cuenta con pabellones implementados con talleres, un ambiente para la Banda de música, no existía primaria, etc.; en 1966 contaba escasamente con tres pabellones: en uno funcionaban baños y todo lo que era administración; y dos pabellones de dos pisos, cada uno con seis aulas cada una sumando un total de 12 inmensas secciones en cada pabellón, sumando todo teníamos 24 secciones donde estudiábamos, apiñados en pesadas carpetas bipersonales, hasta casi 70 educandos de secundaria. Hoy cuenta con un equipo de sonido –que no será de última generación, pero sirve para escuchar con claridad las indicaciones que se dan los días lunes a primera hora-; en 1966, las autoridades, la formación, los auxiliares, todo se hacía, se hablaba a sin micrófono ni megáfono y tenías que escuchar bien las indicaciones para la semana y si no escuchabas también, el asunto era que las indicaciones se cumplían al pie de la letra, como en el ejército sin dudas ni murmuraciones; en ese tiempo surgió un estudiante, algo mayor a nosotros, el Gran "Sello" Sánchez, quien vivía en el Barrio Frigorífico del Callao y jugaba por el Club del mismo nombre, en segunda profesional, puntero derecho de nuestra selección estudiantil; una vez cantó a “capella” "Cuando tú no estás", "Yo soy aquel" y "No vuelvas", del divo español Raphael. Hoy el plantel es mixto en secundaria, estudian varones y mujeres; en 1966 no, era de puros varones.
Por lo expuesto en el párrafo anterior, no estoy diciendo todo tiempo pasado fue mejor, no de ninguna manera. Soy un convencido que cada época tiene sus virtudes, defectos, bemoles, como quiera llamársele. Por decirlo, de algún modo, he sido testigo de actos que dejan mucho que desear, por ejemplo, en el 2014 cuando ya se sentía que la población estudiantil había disminuido ¿Cómo es posible que se expulsase a un alumno, del plantel, por mala conducta? En ese tiempo yo no sabía que la población estudiantil había disminuido tanto. Eso es hacerse el harakiri, es ser suicida. ¿Cómo voy a expulsar a un estudiante hiperactivo, si cuento con poquísimos estudiantes? Hay que tomar muchas otras medidas como llamar a los padres y si no vienen, hay que ir a la casa del estudiante díscolo. Verificar, in situ sus problemas, conocer las causas por qué ese púber o adolescente está adoptando ese tipo de conducta. No faltaba más. Botar al alumno por mala conducta, hay que botar al profesor por incompetente ¿Y el director y el auxiliar, qué han hecho, qué hacen, al respecto? Es fácil concluir que cuando las papas queman todo el mundo, se lava las manos al mejor estilo de Poncio Pilatos. Como dicen los viejos, la pita se rompe por el lado más delgado. Frente a un conflicto estudiantil se argumenta: el estudiante se comporta mal, sus padres no vienen cuando se les llama, es un flojo, es un malcriado, no se baña, no hay otra salida que se vaya a su casa. No estoy abogando por consentir la ociosidad, el mal comportamiento, la falta de respeto al docente, no, definitivamente no. Hoy día existe mucha tecnología que está a disposición y que pueden auxiliar a los docentes, autoridades para evitar la deserción escolar.
Las lineas que siguen no son elogio a nadie. es lo que han visto los ojos del autor de la nota. y es que sin embargo no todos se quedan cruzados de brazos, guardan un silencio cómplice frente a la crisis, los embates de las circunstancias; alguien está haciendo algo, está luchando muy a su modo, muy a su manera, muy a su estilo, con lo que sabe hacer: EL PROFESOR DE LA BANDA DE MÚSICA del legendario JOSÉ OLAYA. 



Por lo tanto para finalizar esta crónica, hay que felicitar a ese alguien El MAESTRO DE LA BANDA DE MÚSICA. Ese alguien está haciendo algo por el mítico JOSÉ OLAYA. Y este no necesariamente es un docente de aula, que es quien debe estar al frente en estas circunstancias. El MAESTRO DE LA BANDA DE MÚSICA que se niega a tirar la toalla, que está haciendo todo lo imposible porque la leyenda del JOSÉ OLAYA, no muera y superviva a estos problemas que atraviesa. Y hoy lunes 19 de diciembre de 2016, verifiqué que El MAESTRO DE LA BANDA DE MÚSICA con sus corajudos estudiantes músicos, quien  estaba tomándose un breve descanso, bebiendo un refresco que a lo mejor lo pagó con su propio peculio, trataba de llamar la atención de las amas de casa de todos lo que transitaban por la puerta del mercado municipal de La Perla, haciendo un llamado para que se matriculen en el JOSÉ OLAYA. Laudos por ese hombre, vítores para esos púberes y adolescentes que demuestran que aman a su JOSÉ OLAYA. Y no quieren que se extinga como ha sucedido con otros colegios estatales de nuestra localidad. Si no, un botón de muestra ¿Dónde quedó el denominado y famoso Colegio de las Brujas, que se ubicaba en el cruce de las avenidas Santa Rosa y La Paz? Nadie da razón al respecto. Ojo, ojito pronto, en ese lugar, se levantará un gran condominio. Huele a que hay intereses creados ahí. Seguro que una investigación al respecto causaría bastante escozor. No sabemos dónde ni quién, pero de seguro alguien se molestaría con una investigación al respecto, que no les quede la menor duda.
El próximo suelto será LA RESPONSABILIDAD DE LA ASOCIACIÓN DE EXALUMNOS OLAYINOS.






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