DOS DANZAQ NIÑOS EN
SAN MIGUEL
Caminando
por las calles sueles encontrar una serie de hechos que son noticia. Lo que
sucede, es que el común de las personas, conoce muy poco o casi nada de
nuestro Folklore. Por ejemplo hoy 18 de marzo del 2017, día al salir a pasear
por Plaza San Miguel, meramente por despejarme del estrés. Luego de caminar
algunas cuadras, al pasar por el Súper Mercado Plaza Vea, me llamó la atención,
escuchar la música que identifica a los Danzantes de Tijeras de Ayacucho. Entusiasmado
volteo y veo a un niño de unos10 años,
enfrascado en interpretar uno de los complicados pasos de esta danza de la bravía
tierra de Los Morochucos –si aquellos temerarios jinetes de caballos, que
recibieron a las tropas de Simón Bolívar, disparando al aire las pocas balas
que le quedaban, el anuncio de lo que sería su rol en la decisiva Batalla de
Ayacucho, en la Pampa de la Quinua-.
Buscando ansiosamente de donde venía la música, mi
mirada ubicó pegado a la pared del centro comercial mencionado a otro niño, más
pequeño aún de uno 6 años que manipulaba un equipo de sonido que iba a su vez
montado en un cochecito de mercado.
Mi mente me llevó a los tiempos en que conocí al
famoso Máximo Damián, celebre y recordado violinista, muy querido y admirado por
el gran e inigualable José María Arguedas. Era 1973 cuando estaba actuando con
el grupo Panorama del Centro de Bernardina Sala de Atencia, en el Coliseo de 28
de Julio, ya habíamos terminado de bailar el Santiago, la fiesta del ganado,
cuando en eso se para frente a mí el grandioso Máximo Damián Huamaní, de baja estatura y me dice
-
Papá, préstame tu sombrero...
Sonriendo embelesado me quité y le entregué la
prenda. Esperé a que terminara la actuación de los Danzaq. Era un deleite
escuchar la entrega de violinista. Era un pasaje de Miguel Ángel, ver las
acrobacias de los intérpretes. No había más, era el acabose. Haber escuchado
tocar en persona y sobretodo haber hablado con tan célebre artista y conocerlo
de ese modo. Al llegar al camerino a cambiarme les conté a mis compañeros de
baile mi experiencia con tremendo artista. Ellos, se rieron; seguro que algunos
no me creyeron pero mi amigo Daniel Sotomayor, sonriendo me dijo
-
Aapuraykuy Percicha.
Bueno, vuelvo enseguida a los niños danzantes. Bastante
agitado, el púber bailarín, se sentó en el equipo de sonido. Con la mano
derecha algo tembloroso afinó el sonido de la música y fabulosamente el más
pequeño inicio su actuación.
Yo que no perdía tiempo, saqué mi celular y gravé las vistas que a continuación
reproduzco para Uds. Claro emocionado antes coloqué humildemente una
solidaridad con los artistas. Y la canastita donde caían las monedas, comenzó a
formar pequeñas lomas.
Posteriormente el danzante mayorcito se acercó a un señor de voluminosa figura que observaba parado frente a un casino ubicado en plena esquina.
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