DROGÓ Y METIÓ A CIENTOS DE NIÑOS VIVOS EN ATAÚDES, PERO CUANDO FUE DESCUBIERTA, LA PREMIARON…
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IRENA
SENDLER, Es considerada una de las mayores heroínas de la Segunda Guerra
Mundial. Salvó a cientos de niños de origen judío del holocausto nazi.
Su
padre, médico en Otwock, un pueblo a 15 millas de Varsovia, murió de tifus
contraído de uno de sus pacientes cuando ella tenía solo 7 años. Y en su lecho
de muerte le enseñó la que sería la lección más importante de su vida.
“Ayuda
siempre al que lo necesite, ese es el verdadero sentido de la vida”. Le decían
sus padres. Quizás por esta razón, IRENA estudió enfermería e ingresó en los
servicios de municipales de bienestar social con la intención de aliviar el
sufrimiento ajeno. Su trabajo se intensificó tras la invasión alemana de 1939,
cuando se vio desbordada por la miseria y la injusticia de la guerra.
El
miedo de unos fue la esperanza de otros. Durante los primeros meses, IRENA creó
comedores y proporcionó ropa de abrigo, zapatos, medicinas y ayuda económica a
huérfanos, ancianos y pobres, ya fueran judíos o, como ella, católicos. Sin
embargo, tras su visita al nuevo ghetto de Varsovia creado por los nazis en el
42, IRENA quedó profundamente horrorizada. Las condiciones eran tan malas, que
supo que su labor era colocar una tirita en un océano de sangre. Debía hacer
algo más drástico.
Declara
IRENA, “Conseguí, para mí y mi compañera IRENA SCHULTZ, identificaciones de la
oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades
contagiosas. Más tarde tuve éxito en conseguir pases para otras colaboradoras.
Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de
tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto”.
Con
libertad para moverse por el ghetto, IRENA contactó con diversas familias judía
para ofrecerse a sacar a sus hijos pequeños de allí. No podría darles garantías
de éxito, pero sí hacer todo lo que estuviera en su mano para buscarles un
hogar y, quizás algún día, reencontrarse. Permanecer allí y en esas
condiciones, era una muerte segura para los más pequeños.
Casi
todas las familias se negaron, esperanzadas de que la situación se enmendase
sola. Sin embargo y tras las primeras muertes por enfermedad e inanición, las
peticiones de ayuda comenzaron a llegar.
A
lo largo de un año y medio, IRENA y sus colaboradoras rescataron a más de 2 500
niños. Los primeros de ellos, sacados en ambulancia como fallecidos de fiebre
tifoidea, para lo cual no dudó en administrarles los sedantes que fueran
necesarios para asegurar su silencio y evitar ser descubierta. Más tarde,
utilizó todo tipo de escondites para trasladarlos: sacos, cestos de basura,
cajas de herramientas, cargamentos, bolsas de patata y muchos ataúdes.
Siempre
guardó una relación sobre la identidad de los menores, la cual enterraba en
tarros de cristal a gran profundidad. Todo para que los niños pudieran
recuperar su verdadera identidad algún día.
EL ÁNGEL DE
VARSOVIA
Lamentablemente,
los nazis supieron de sus actividades y el 20 de Octubre de 1943, IRENA SENDLER
conocida como EL ÁNGEL DE VARSOVIA era detenida por la Gestapo. Fue trasladada
hasta la prisión de Pawiak, donde fue brutalmente torturada y condenada a
muerte.
Se
dice que le colocaron un cartel nazi, donde se amenazaba de muerte a cualquier
polaco que ayude a la comunidad judía.
Ella
era la única que sabía de la identidad y el paradero de los niños judíos, la mayoría
criados ahora por católicos piadosos. Su información era clave para realizar la
purga y, aunque fue condenada a muerte, las SS.SS decidieron no ejecutarla a la
espera de un método de tortura adecuado que le aflojara la lengua.
IRENA
aguantó estoicamente y finalmente señalaron la fecha de su muerte. Cuando
caminaba hacia el paredón, un soldado le gritó en polaco: “corra”. Ella corrió
y se escondió en los barracones; al día siguiente descubrió su nombre en la
lista de polacos ya ejecutados. La Zigota había sobornado a varios oficiales
para impedir su muerte en señal de agradecimiento y continuó presa bajo otro
nombre falso.
Sorteó
a la muerte en repetidas ocasiones hasta que los nazis cayeron. Sin embargo, y
ya en manos de los comunistas, IRENA volvió a ser encerrada y torturada por su
pasado socialista y los rescates de los niños judíos. Una de esas torturas
provocó el parto prematuro de su hijo Andrzej, quien murió tres semanas
después.
Con
las aguas calmadas, IRENA desenterró sus frascos de nombres y los entregó a
Adolf Berman, quien con el Consejo Judío, puso en contacto a los niños con los
padres supervivientes. Muy pocas familias lograron sobrevivir y por eso muchos
fueron criados en orfanatos y más tarde enviados a Palestina.
Durante
mucho tiempo, nadie habló de EL ÁNGEL DE VARSOVIA y no fue hasta el año 2007
que IRENA fue premiada con el Nobel de la Paz, ella solo declaró:
“La
razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi
infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser
ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad.”
Murió
en 2008, pero su leyenda aún perdura. Sirva este relato de inspiración para
todos y a modo de afectuoso homenaje.
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