Esta es una versión de la histórica conquista del pasaje escolar. La gloriosa Gran Unidad Escolar BARTOLOMÉ HERRERA, tuvo presencia, con sus estudiantes y el emblemático Director Jorge Castro Harrison.
A 50 años de la conquista del pasaje escolar.
Diario La República. ARCHIVO. 07 de Julio de 2006 | 0:00 h.
Ahora que se revisa la vigencia del pasaje escolar, rescatamos aspectos inéditos de aquel movimiento de estudiantes secundarios que a fines de la dictadura de Odría convirtió una explosión de violencia en un derecho de proyección social.
MAESTRA HISTORIA Ahora que se revisa la vigencia del pasaje escolar, rescatamos aspectos inéditos de aquel movimiento de estudiantes secundarios que a fines de la dictadura de Odría convirtió una explosión de violencia en un derecho de proyección social.
El viernes 22 de junio de 1956. Estudiantes de Guadalupe manifiestan contra el alza de pasajes y el apresamiento de sus compañeros. Foto ‘El Comercio’, Archivo histórico. Edmundo Cruz y Elizabeth Prado. Unidad de Investigación.
El pasaje escolar y el pasaje universitario están en la mira de la Asociación de Empresas de Transporte Urbano. Su presidente, Omar Calderón, ha declarado que sus representadas quebrarán si se amplía el horario escolar, según manda la nueva Ley General de Educación. Para cumplir la ley, exigen una subvención del Estado. La exigencia no es mal vista por la propia Federación de Estudiantes del Perú. Un subsidio estatal es inviable, ha adelantado el ministro de Educación. Así las cosas, bien vale hurgar en la historia casi desconocida de este beneficio.
En tiempos del tranvía
El pasaje escolar para estudiantes de primaria empezó a mencionarse como pasaje para “alumnos de escuelas fiscales” el primero de abril de 1931, en una tarifa publicada en El Comercio. Allí se indica su costo: 5 centavos –igual a la mitad del pasaje adulto– invariable hasta 1948, en que empezaron las alzas de la gasolina.
En junio de 1956, fines de la dictadura de Odría, al anunciarse un aumento de tarifas, el precio del pasaje escolar se mantuvo intacto en el nivel fijado hasta entonces: 20 centavos. Los que subieron fueron los pasajes obrero y adulto, a los que recurrían los estudiantes secundarios.
“Teníamos que madrugar para comprar el pasaje obrero. Nos servía para cuatro viajes y sólo se vendía hasta las siete de la mañana”, recuerda Fernando Parodi, guadalupano de la época. “El segundo y tercer viaje se hacían entre las 12 y 14 horas. El último, de las 18 a las 20 horas. Los de la nocturna y los que no alcanzaban a comprar el pasaje obrero pagaban pasaje adulto”.
Promoción 1956 del Colegio Guadalupe. Varios de sus miembros ha dado que hablar. Haga click para ampliar imagen.
La noticia del alza cundió tras las elecciones del domingo 17 de junio, de las que resultaría triunfador Manuel Prado. La novedad se convirtió en protesta el jueves 21. Alumnos de la nocturna del Colegio Guadalupe realizaron manifestaciones frente a los diarios de la capital. La policía detuvo a trece guadalupanos y los recluyó en El Sexto, dos de ellos hasta el día siguiente. El viernes 22 sus compañeros del turno diurno se negaron a entrar a clases hasta que fueron liberados. La mecha se prendió.
El lunes 25 y martes 26 de junio, Lima y Callao ardieron con el apedreamiento y quema de ómnibus y tranvías. Protestaron alumnos del Dos de Mayo, Alfonso Ugarte, Guadalupe, Melitón Carvajal, Ricardo Bentín, BARTOLOMÉ HERRERA, Cánepa (Labarte), Nosiglia (Melgar), Marsano, inclusive estudiantes mujeres. La dictadura suspendió las garantías constitucionales. El mismo 26 fue publicada la resolución del ministro de Gobierno y Policía, general Augusto Villacorta, recalcando que el pasaje escolar de 20 centavos solo regía para los de primaria. Los de secundaria tenían que seguir valiéndose del pasaje obrero (de cuatro viajes) elevado de un sol a 1.40 o del pasaje adulto fijado en 75 centavos.
Reunión en La Herradura
En pleno estado de sitio, ese fin de semana se reunieron, en el camino de la Playa La Herradura a La Chira, representantes de los estudiantes secundarios de Lima y Callao. Allí se acordó pedir una entrevista al ministro de Educación, general Juan Mendoza Rodríguez, para entregarle una solicitud exigiendo que los estudiantes secundarios fueran comprendidos dentro del pasaje escolar de 20 centavos. La gestión se encargó a los delegados de Guadalupe.
Reuniones previas y posteriores como aquella, promovidas por un núcleo de guadalupanos, se realizaron en la cancha La Parva (hoy sede de Sedapal en la avenida Tingo María) y en las casas de Walter Parravicino y Fernando Parodi.
Junio de 1956. Lunes 25 y martes 26. En Lima y Callao estallaron protestas contra el alza de pasajes. El movimiento se prolongó a lo largo de todo el último mes de la dictadura de Odría. Los reportes de “La Prensa” son elocuentes.
El siguiente lunes, 2 de julio, los guadalupanos pidieron a su director, comandante EP Miguel Arévalo, que les gestionara la entrevista con el general Mendoza. El director los recriminó, pero hizo el intento. La cita fue concedida para la mañana siguiente. “Pero cada alumno viene con su director”, exigió el ministro.
El martes 3 de julio, a las 10 de la mañana, unos 24 delegados (uno por cada colegio) ingresaron al despacho ministerial, entonces instalado en la GUE Melitón Carvajal. Junto a ellos estaban los directores: JORGE CASTRO HARRISON, Miguel Arévalo, Enrique Champion. Total, 20 directores.
El ministro Mendoza saludó amablemente. Escuchó la argumentación a cargo del representante de Guadalupe y recibió el texto del petitorio con las firmas de los 24 delegados. Allí terminó la cortesía. El ministro acusó a los estudiantes de ser “tontos útiles de los apristas y comunistas”. Y durante 20 minutos defendió la política educativa del régimen, auxiliado con gráficos indicando las unidades escolares construidas en todo el país. Colérico, rompió una regla sobre el pupitre.
“Y ahora, se largan”, concluyó. Carlos Barboza, delegado del Melitón Carvajal, intentó replicarlo. El general no le respondió y dirigiéndose a los directores les gritó: “Ustedes también se largan”. Los estudiantes salieron despavoridos y encolerizados. Pero sus directores los retuvieron y les pidieron esperar a que ellos dialogaran con el militar.
Diez minutos después, Jorge Castro Harrison explicó: “El ministro les pide disculpas. Está muy sensibilizado. Ayer, por la tarde, estudiantes del Alfonso Ugarte apedrearon su despacho. Les pide un plazo de 24 horas”. Al día siguiente, el mismo general que había maltratado a alumnos y directores emitió una resolución extendiendo el pasaje escolar de 20 centavos a los estudiantes de secundaria. En contra de la opinión del ministro de Gobierno.
Los disturbios siguieron. Los estudiantes, amparados en la resolución del general Mendoza, solo aceptaban pagar 20 centavos; pero los transportistas exigían 75 basados en la resolución del ministro de Gobierno. La contradicción se intentó resolver el 18 de julio: los dos ministros firmaron una resolución creando el pasaje escolar para estudiantes secundarios, pero lo fijaron en 60 centavos. No se aceptó y siguió la turbulencia. El desfile escolar fue suspendido. El 10 de agosto, el nuevo gobierno bajó el precio del pasaje para estudiantes secundarios a 40 centavos.
Claves
Diferencias. El pasaje escolar para estudiantes primarios fue una concesión. El de los estudiantes secundarios (1956) y universitarios (1960), una conquista.
Tribunal constitucional. “El transporte urbano es un servicio público por sus características de esencialidad, utilidad pública e interés nacional”. El pasaje escolar es parte del derecho a la educación.
Medios de transporte. El tranvía eléctrico apareció en 1904. Los ómnibus a fines de 1920. Y los microbuses –los menos respetuosos del pasaje escolar– en 1965.
TESTIMONIO
“Ley nos prohibía organizarnos”
Fernando Parodi Gastañeta.
Profesor universitario.
“Empezamos a organizarnos primero en Guadalupe y luego nos infiltramos en otros colegios, pese a que la Ley de Educación lo prohibía. Nos sacábamos la insignia, porque el uniforme comando era único, e ingresábamos a exponer nuestras razones cuando salía el profesor. En esas circunstancias fui capturado en el Bartolomé Herrera, donde el director Jorge Castro Harrison me trató amablemente y me hizo salir sin entregarme a la policía. Allí logramos una de las mejores adquisiciones, el ahora sociólogo Carlos Franco. Él fue el de la idea del pasaje escolar secundario de cuarenta centavos, que finalmente se impuso.
Las alumnas del Rosa de Santa María y Mercedes Cabello tuvieron una participación activa. Recuerdo a Raquel Soto, Adriana Cortijo, Doris Alva, Bernarda Neyra y Norma Calderón. Algunas se negaron a pagar pasaje adulto y fueron conducidas a la comisaría y entregadas a sus padres. Grave fue el práctico secuestro de cien alumnas del Elvira García que por igual actitud fueron conducidas por la fuerza en dos ómnibus de la línea 24 (Parada-Chacra Colorada) y abandonadas en las inmediaciones del cerro San Cosme.
TESTIMONIO
“Fue novedoso y emocionante”
Carlos Franco Cortez
Sociólogo.
En el Bartolomé Herrera todos los salones estaban metidos en el asunto. De quinto, de cuarto, de tercero. Se sabía que nos reuníamos en Guadalupe.
La gente que iba a las unidades escolares no era de plata. Para nuestras familias el alza del pasaje fue un problema serio, fuerte.
Jorge Castro Harrison, el director, habló conmigo y con otra gente, porque mi unidad escolar estaba muy movida. Lo mismo ocurría en todos los colegios. Finalmente, el gobierno cedió. La dictadura comenzaba a negociar para dejar el poder.
Es claro que esto no fue controlado por ningún partido. Fue una acción espontánea de los estudiantes que provocó un cambio en la atmósfera política del país. Fue una experiencia novedosa.
Siento que lo que hicimos fue muy emocionante. Tal vez importa recordar que varios de los que estuvimos allí terminamos ingresando a la vida política, a los partidos de izquierda y al Apra. Desde que yo estaba en tercero de secundaria concurría a San Marcos, así conocí a Alfonso Barrantes y a Carlos Delgado, antes todavía de ingresar a la Universidad.
NOTA. El presente es un artóculo que encontré en Internet. Mencionan a nuestra Alma Mater GUE Bartolomé Herrera y a su, nuestro, director el Dr. Jorge Castro Harrison
NOTA. El presente es un artóculo que encontré en Internet. Mencionan a nuestra Alma Mater GUE Bartolomé Herrera y a su, nuestro, director el Dr. Jorge Castro Harrison
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