Colaboración de Álvaro Reinoso Elias
Para el Arzobispo de Ayacucho, Salvador Piñeiro, la acusación de violación sexual contra el clérigo Félix Pariona “es una calumnia”. “Tengo que cuidar a mis sacerdotes y evitar infundios”, dijo Piñeiro sobre el caso de Pariona.
LEER ESTO CASI PARECE DE FICCIÓN, PERO ES LA REALIDAD DE LO QUE OCURRE EN LA IGLESIA CATÓLICA PERUANA. EL COMPORTAMIENTO DE PIÑEIRO, QUIEN, ADEMÁS DE ARZOBISPO DE AYACUCHO, COMO LO FUE CIPRIANI EN SU MOMENTO, ES OBISPO CASTRENSE Y PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA, ES SENCILLAMENTE ASQUEANTE Y DEBERÍA SER SANCIONADO POR LA AUTORIDAD PAPAL SI ALGO DE VERGÜENZA LES QUEDA TODAVÍA.
En un principio monseñor Piñeiro prometió por escrito a los padres de la afectada, que tomaría medidas contra el clérigo, pero en lugar de cumplir con su palabra y denunciar el caso ante la Fiscalía, ahora afirma que imputación contra religioso es una “difamación”.
El sacerdote Félix Pariona Huacre continúa cumpliendo sus labores pastorales en el Seminario y en la Catedral de Ayacucho, a pesar de la grave denuncia sigue dando misa.
Los primeros días de febrero de este presente año, la joven A.L.L. relató a sus padres que el sacerdote Félix Pariona Huacre le hizo tocamientos indebidos en las instalaciones del Seminario San Cristóbal de Huamanga. Entonces no se atrevió a decirles que en realidad Pariona también había abusado sexualmente de ella.
Para los progenitores de la víctima –cuyas identidades se mantienen en reserva– la revelación de su hija fue como una traicionera puñalada del párroco Félix Pariona, a quien apreciaban. Por la gravedad de los hechos decidieron dar cuenta del caso al arzobispo de Ayacucho, Salvador Piñeiro García Calderón.
Recurrieron a monseñor Salvador Piñeiro para que expulsara de inmediato al sacerdote Félix Pariona tanto del Seminario como de la Iglesia.
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Salvador Piñeiro García Calderón |
“Le conté al monseñor que el padre Félix me tocaba, incluso que me hacía verlo masturbándose. Monseñor me prometió que en esa semana iba a ir un psicólogo para tratarme, y que le prohibiría al padre Félix que se acercara a mi sino lo iba a sacar (del Seminario). Yo en ese momento me sentí bien, apoyada. Ya pasó, me dije, me sentí agradecida. Él (monseñor Piñeiro) me prometió eso y no pasó nada”.
Los padres de la víctima, católicos practicantes, quienes confiaban con fervor en la iglesia, creyeron que monseñor Piñeiro los ayudaría a superar la tragedia.
Se equivocaron.
Aquí no pasa nada
Monseñor Salvador Piñeiro respondió que la denuncia de A.L.L. era una difamación, una mentira, una farsa. Manifestó que creía firmemente en la palabra del sacerdote Félix Pariona.
“Es una difamación, una acusación. Yo tampoco no puedo botar a mis sacerdotes. Los papás vinieron a hablar conmigo, les dije que me hicieran una denuncia escrita (acta). Llamé al sacerdote, le pregunté, él me dijo que todo era mentira. Volví donde los papás de la agraviada, me pidieron disculpas y por eso zanjé el asunto. Yo no sé de dónde han sacado tanta historia”, argumentó monseñor Piñeiro.
Los padres de A.L.L. aseguraron que jamás le pidieron disculpas a monseñor Piñeiro, por el contrario, ellos buscaban justicia para su hija.
En el acta del 10 de febrero de 2017, dirigida al Arzobispado de Ayacucho, los padres de A.L.L., ayudados por el mismo monseñor Piñeiro, dejaron constancia del presunto delito sexual cometido en agravio de su hija.
Dos días más tarde, el 12 de febrero, monseñor Piñeiro dirigió una carta al Arzobispado de Ayacucho, tomando medidas sorprendentes.
“Habiendo recibido el descargo sobre este asunto tan delicado del presbítero Félix Pariona, quien manifiesta demasiada familiaridad con los trabajadores y familiares de casa, lo que origina interpretaciones exageradas, he recomendado las debidas correcciones. (…) También he conversado con los esposos para… el cuidado vigilante de los hijos (A.L.L. y su hermano menor) y en lo posible que no se queden en el Seminario y solo cumplan sus horarios de empleo”.
El presunto violador y su supuesta víctima siguieron coincidiendo en las instalaciones del Seminario como si nada hubiera ocurrido.
Ante tanta indiferencia por parte de monseñor Piñeiro y el Arzobispado ayacuchano, los padres de la muchacha decidieron denunciar el caso ante la Fiscalía de Huamanga, el 21 de febrero de este año.
“Como vimos que no se solucionaba nada ya entonces decidimos denunciar a la fiscalía. Es que ni para el psicólogo nos ayudaban. Ella se ha quedado media traumada, no está bien”, declaró la madre de A.L.L.
El 6 de marzo los padres de la jovencita escribieron otra carta dirigida a monseñor Piñeiro, en la que dejaron en claro que ni a él ni a la Iglesia ayacuchana le importa el tema de su hija: “Tal como le comunicamos y denunciamos personalmente sobre los abusos sexuales e inmoralidades cometidos por el padre Félix Pariona contra mi menor hija (...), usted pidió hablar personalmente con ella y entre lágrimas le ha narrado lo sucedido. Pero hasta el día de hoy usted no ha dado trámite a mi denuncia. Me prometió removerlo y expulsarlo (a Pariona), teniendo en cuenta que yo vivo hace ya muchos años en el Arzobispado trabajando, pero no ha hecho nada hasta el momento. He quedado con impotencia de que usted como jefe máximo no haga respetar la integridad de mi hija”.
Piñeiro, sobre esta carta, dijo desconocerla: “No he recibido ninguna carta. Yo respeto mucho a las personas, pero también tengo que cuidar a mis sacerdotes y evitar infundios, difamaciones”, afirmó.
"En atención a la citación, digo lo siguiente: monseñor Salvador Piñeiro el día martes 14 del presente mes (...) mencionó públicamente que con respecto a mi denuncia de abusos sexuales contra mi menor hija (dijo que) se trataba de una “difamación”. Por lo tanto, el señor Arzobispo, como Juez Supremo, ha tomado postura y ha juzgado en favor del autor de tal delito (violación sexual)”, escribió el padre de familia.
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