BARRIOS ALTOS - POESÍA - Carlos José Fernández Revoredo

BARRIOS ALTOS

Carlos José Fernández Revoredo

La muerte esa noche llegó
de la mano de la bestia
dejando el mensaje siniestro
que hasta hoy
mi razón lacera
con sus vasallos
sus chacales y hienas
irrumpió en esta humilde fiesta

Pero acaso,
¿fue la muerte la feroz?
¿Fue ella la asesina ?
¿Fue ella la que se ensañó
contra esta humilde alegría?

¡NO!
La muerte es una conclusión,
muere todo lo que tiene vida
Las aves, los peces, la flor
y el hombre hacia allí caminan
No es buena; ni mala, sólo es
y es tan propia al hombre,
como le es la vida

Pero ese día,
La muerte no llego
como llega la noche tras el día
No llegó
como flor que marchita,
cede el paso a la semilla
o como carbón que se extingue
convertido en cenizas

Llegó con la precipitación
del eclipse que corta un día
de viento que apaga una vela
o que arrebata un nido
de rayo feroz que fulmina,
Llegó a escondidas
y ataco a traición
como siempre
cuando los chacales
organizan sus orgías

Llegó y con un implacable rencor
abrió una profunda herida
que aún sangra y esta viva
y lacera nuestra razón
Llego con el asqueroso olor,
de asesinos de almas podridas
en el odio
de los renegados de Dios,
Sí, la muerte llego
en las mentes asesinas
de un enfermo DICTADOR
su socio un vil CONSPIRADOR
y sus HIENAS MALDITAS

Sin esa invitación
que la presencia justifica
la invitada que nadie esperaba,
la muerte
llegó agazapada,
oculta,
escondida en las almas negras
de unos malditos miserables
que fingiendo ser amigos
transpusieron la puerta
mientras bajo sus gestos fingidos
palpitaban los chacales

!Si! la Muerte llegó
escondida en las sombras
amparada en la noche,
en la oscuridad protegida
como llegan los cobardes
Y sin que hubiera una sola razón
para esa ira maldita
con manos despiadadas
en su sangriento carnaval
dejaron las risas esparcidas
con prepotencia feroz
enlutaron nuestras conciencias
Y en el festín del dolor,
en el banquete de las hienas
no hubo siquiera compasión,
para un alma pequeña

Los chacales del felón
con sus armas asesinas
tendieron su manto de horror
sobre todo lo que tenía vida
apagando con su ronca voz
la música y las alegrías
y fue un baile macabro el estertor
de los cuerpos que yacían
rasgando nuestra razón,
esta maldita vesania

¿Y dónde estaría Dios
cuando llegó la horda genocida?
¿Acaso con el Clero Mayor?
mientras sus hijos morían
¿O con algún fariseo señor?
que odia la justicia social
pero regala
las sobras de sus comidas
¿O con algún político falaz?
cómplice de las bestias asesinas

Dios, es Dios de amor,
Dios es vida
no faltara quien busque explicación
a su ausencia ese día
argumentaran su inexistencia
y ambiguamente se preguntaran
¿por qué permitió y permite
que se repitan estas malditas orgías?

Y yo digo
que solo el hombre es culpable
que existan genocidas
porque donde hay tantos cobardes
genuflexos o indiferentes
atados a sus miedos o intereses
siempre habrá estos homicidas

La violencia infame
que habita en el alma
de los malditos chacales
Engendra la muerte ajena,
por apetitos miserables

Mientras……. los oblicuos,
los hipócritas, los sesgados, los cobardes
se preguntan:
¿De donde vienen estos monstruos?
estas bestias asesinas
¿Qué animal feroz los engendro?
¿Serán también feroces sus crías?
¿Piensan?
¿Hay en ellos un atisbo de razón?
¿ Que, su mente obnubila?
¿Cómo pueden matar a un niño,
a un anciano ó a una mujer en cinta
¿Porque con tanta crueldad causan dolor
y se regocijan de su sevicia?
¿Que los hace servir al vil señor,
al príncipe de la inmundicia?
¿Por que odian a Dios
y a los seres que el dió vida?

Y a Uds. pobres de conciencia
Tibios, tímidos, timoratos, cobardes
genuflexos, permisivos
eclécticos, fingidores, falsos diplomáticos
que ven lo que están viendo
e hipócritamente todo lo interpretan
según sus miedos
intereses y conveniencias
Yo les digo:

Que estos seres anormales
que con sus abominables manos
arrancan flor y semilla
torturaron sin compasión,
mientras como bestias reían
No se esconden en las cuevas,
no viven en las madrigueras
ni en la altas montañas,
o en profundidades abisales

Estos inmundos chacales,
no vienen de otros mundos
De cavernas profundas
o espesos matorrales
¡No, claro que no!
Y Uds. Lo saben

Se encuentran entre nosotros
¡Sí!
se encuentran entre nosotros,
fingiendo ser personas normales
Van a nuestra misma iglesia,
bailan en nuestras fiestas
A la luz viven como familiares
vecinos, socios, autoridades
Pareciéndonos decentes y notables
Y en la noche o a escondidas
emergen las bestias
Y se pierden en orgías y bacanales

Comulgan
el domingo en la Iglesia
y en la oscuridad
brotan los chacales
La hipocresía es parte de su vileza
y el cinismo otro de sus males

Están en todas partes
son médicos, ingenieros, abogados
militares, religiosos
están entre los profesionales
son empresarios exitosos
y están entre el lumpen ocioso
y también porque no
en postizos cuadros sindicales
SON LOS GRANDES SEÑORES
QUE DE DIA REZAN
Y DE NOCHE REPTAN

En mi se ha hecho eco este dolor
Que vuelve cada noche, cada día
Mientras quienes enlutaron nuestro corazón
Aún ríen de su insania

Los ojos secos de tanto llorar
semejan profundas heridas
que esperan respuestas más allá
de los flamígeros discursos
o de las poses fingidas

Los pechos abiertos,
las carnes heridas
Esas tristes flores rojas
Los cuerpos hechos astillas
Y la dolorosa ausencia
de nuestros seres queridos
Claman por nuestra indignación
Y RECLAMAN JUSTICIA

¡Justicia¡ que alcance al felón
y su cómplice, asesino y ladrón
y a sus asquerosas milicias
¡Justicia¡ para que nuestra razón
no se aproxime a la venganza
porque cuando al corazón
la injusticia lo acorrala
le hace creer al hombre
que la única solución son las armas...