Hablemos de odio y
reconciliación
Félix Ewer Checalla
Ramos
En
el Perú de estos días es común escuchar no al odio y sí a la reconciliación,
paradójicamente, son aquellos que pregonan eso, los que más reavivan el odio y
el no a la reconciliación. ¿Cómo se puede querer o pedir algo si no se es
coherente con lo que se plantea? Así no son las cosas.
Hace
días, el gobierno al mando de PPK otorgó el indulto humanitario y el derecho de
gracia a Alberto Fujimori (quien fuera sentenciado por crímenes contra la la
humanidad y que también tiene acusaciones pendientes por violaciones a los
derechos humanos), mofándose de las víctimas y de los deudos, mostrando un
accionar deleznable.
La
“piara” fujimontesinista salió a defender el indulto de su líder, llamando a la
reconciliación entre los peruanos, esa reconciliación obviamente es un pacto
entre delincuentes que defienden sus intereses socioeconómicos, estos creen que
somos unos tarados. Pues se equivocan. La tan defendida reconciliación tiene
que tener pautas claras, es decir, si uno quiere reconciliación debería partir
de qué se quiere, qué hay que corregir, qué haremos, y penosamente nada se está
siguiendo. Reconciliación significa sanar heridas entre pobladores o ciudadanos
muy al margen de diferencias políticas e ideológicas que se tengan.
Aquellos
que llaman a la reconciliación son los que más “terruquean” a cualquiera que
refute el accionar de la mafia fujimontesinista, suponiendo que todos somos
criminales, se apoyan de lo que ocurrió durante la Guerra Interna que por un
lado tuvo al Estado peruano liderado por sucesivos gobernantes (Belaúnde,
García y Fujimori) y por otro lado al Partido Comunista del Perú (llamado por
el Estado peruano y el imperialismo como Sendero Luminoso) liderado por Abimael
Guzmán, el terror revolucionario y el terror que implantó el Estado tuvo costo
social, económico y político, que principalmente afectó a las masas populares.
El
fujimontesinismo pretende tergiversar la historia, ellos quieren reconciliación
negando a los actores de la Guerra Interna, equivocados o no los rebeldes que
participaron son peruanos, los califican de criminales, asesinos o subnormales.
Si así actuamos, ¿con qué moral exigimos reconciliación para acabar con el
odio? Pues el discurso fujimontesinista y del gobierno no tiene objetividad, es
sesgado.
Saldrán a tildarme con
adjetivos soeces, me importa un comino. He dicho.
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