JOSÉ MARÍA ARGUEDAS
José María Arguedas
Altamirano
Nació
en Andahuaylas, 19 de enero de 1911 fue un escritor, poeta, traductor,
profesor, antropólogo y etnólogo peruano. Autor de novelas y cuentos que lo han
llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la
narrativa indigenista en el Perú
A
falta de cariño maternal se refugió en el cariño de los sirvientes indios, lo
que hizo que se adentrara con la lengua y costumbres andinas que modelaron su
personalidad. Sus estudios de primaria los realizó en San Juan de Lucanas,
Puquio y Abancay y los de secundaria en Huancayo y Lima.
Ingresó
a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, en 1931; allí se
licenció en Literatura, y posteriormente cursó Etnología, recibiéndose de
bachiller en 1957 y doctor en 1963. De 1937 a 1938 sufrió prisión en razón de
una protesta contra un enviado del dictador italiano Benito Mussolini.
Paralelamente a su formación profesional, en 1941 empezó a desempeñar el
profesorado, primero en Sicuani, Cusco, y luego en Lima, en los colegios
nacionales Alfonso Ugarte, Guadalupe y Mariano Melgar, hasta 1949.
Ejerció
también como funcionario en el Ministerio de Educación, poniendo en evidencia
su interés por preservar y promover la cultura peruana, en especial la música y
la danza andinas. Fue Director de la Casa de la Cultura (1963-64) y Director
del Museo Nacional de Historia (1964-1966). En el campo de la docencia
superior, fue catedrático de Etnología en la Universidad de San Marcos
(1958-1968) y en la Universidad Agraria La Molina (1962-1969).
Agua
(1935), Yawar fiesta (1941), Diamantes y pedernales (1954), Los ríos profundos
(1958), El Sexto (1961), La agonía de Rasu Ñiti (1962), Todas las sangres
(1964), El sueño del pongo (1965), El zorro de arriba y el zorro de abajo
(publicado póstumamente en 1971). Toda su producción literaria ha sido
compilada en Obras completas (1983). Además, realizó traducciones y antologías
de poesía y cuentos quechuas. Sin embargo, sus trabajos de antropología y
etnología conforman el grueso de toda su producción intelectual escrita, y no
han sido revalorados todavía.
En
marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de
Educación, para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes
y Despacho del mismo Ministerio (1950-1952). Llevó a cabo importantes
iniciativas orientadas a estudiar la cultura popular en todo el país. Por su
gestión directa, Jacinto Palacios, el gran trovador andino, grabó el primer
disco de música andina en 1948. Los teatros Municipal y Segura abrieron sus
puertas al arte andino.
En
1953 fue nombrado director del Instituto de Estudios Etnológicos del hoy Museo
Nacional de la Cultura Peruana, cargo en el que permaneció durante diez años;
simultáneamente dirigió la revista Folklore Americano (órgano del Comité
Interamericano de Folklore, del que era secretario).
Con
dedicación se especializó en la UMSM, en Etnología, optando el grado de
Bachiller el (20 de diciembre de 1957) con su tesis «La evolución de las
comunidades indígenas», trabajo que obtuvo el Premio Nacional Fomento a la
Cultura Javier Prado 1958. Por entonces realizó su primer viaje por Europa,
becado por la UNESCO, para efectuar estudios diversos, tanto en España como en
Francia. Durante el tiempo que permaneció en España, Arguedas hizo
investigaciones entre las comunidades de la provincia de Zamora, buscando las
raíces hispanas de la cultura andina, que le dieron material para su tesis
doctoral: «Las Comunidades de España y del Perú», con la que se graduó el 5 de
julio de 1963.
En 1963 fue designado
Director de la Casa de la Cultura del Perú, donde llevó a cabo una importante
labor profesional; sin embargo, renunció al año siguiente, como gesto de
solidaridad para con el presidente de la Comisión Nacional de Cultura.
En 1964 su labor de
docente mereció el otorgamiento de las «Palmas Magisteriales» en grado de
Comendador y una Resolución Suprema firmada por el mismo presidente de la
República, dándole las «gracias por los servicios prestados a favor de la
cultura nacional». Fue nombrado también Director del Museo Nacional de
Historia, cargo que ejerció hasta 1966.
Falleció
en Lima, 2 de diciembre de 1969.
El día de su
entierro, tal como el escritor había pedido en su diario, el músico andino
Máximo Damián tocó el violín ante su féretro ―acompañado por el arpista Luciano
Chiara y los danzantes de tijera Gerardo y Zacarías Chiara―, se pronunció un
breve discurso, en palabras que transmitieron el sentimiento del pueblo
indígena, que lamentó profundamente su partida.
Sus restos fueron enterrados en el cementerio El
Ángel. En junio del 2004 fue exhumado y trasladado a Andahuaylas, el lugar
donde nació.
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