LA LIBERTAD DE UN SOCIALISTA
Y REVOLUCIONARIO
Hace
un año exactamente la Sala Penal Nacional me absolvía de la acusación de
terrorismo. Cuatro meses y medio antes llegaba al Perú a ponerme a derecho,
pero un juez mediocre, de esos que creen que Evo Morales, Chávez y Correa son
sinónimo de Abimael Guzmán, y violando el derecho de los procesados sin pruebas
de pasar juicio en libertad, me envió a Piedras Gordas I, cárcel de máxima
seguridad. Del trato de los demás internos no tengo ninguna queja, no solo mostraron
solidaridad conmigo sino que además me trataron con absoluto respeto y
consideración.
El hambre, el hacinamiento, el aislamiento y el maltrato, todo eso es parte de un libreto que el estado usa para robarnos como nos roba en otras cosas, harto conocidas. Si la pretensión fue quebrarme no lo lograron. Si algo enseña ese trago amargo es a cuajar las ideas, a definir si uno está para seguir por el camino de la liberación o no. Y aquí me tienen, de pie, orgulloso de ser socialista y revolucionario que es muy distinto a ser terrorista.
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Guillermo Bermejo Rojas, procesado injustamente |
El hambre, el hacinamiento, el aislamiento y el maltrato, todo eso es parte de un libreto que el estado usa para robarnos como nos roba en otras cosas, harto conocidas. Si la pretensión fue quebrarme no lo lograron. Si algo enseña ese trago amargo es a cuajar las ideas, a definir si uno está para seguir por el camino de la liberación o no. Y aquí me tienen, de pie, orgulloso de ser socialista y revolucionario que es muy distinto a ser terrorista.
La
justicia me jugo sucio: colocaron testigos, que además de no coincidir en sus
delirios, tenían doble y hasta triple código. La fiscal en un acto ilícito
impidió declarar a un testigo que reconocía que la policía lo obligo a declarar
en mi contra y venía a afirmar que no me conocía. Y aun en esas circunstancias
jamás perdí la fe en que saldría en libertad.
Quiero
aprovechar estas líneas para agradecerle a los que me apoyaron con sus consejos
de no volver por el temor a que pasara lo que sucedió. Disculpen por no
hacerles caso pero uno debe hacerle frente a la historia: yo debía volver para
luchar en mi patria y cualquier trámite valía la pena. Agradecerle también a
quienes comprendieron mi decisión y me apoyaron militantemente, de ellos no
esperaba menos. Al equipo legal que jamás descanso y trabajo no solo sin
pedirme un centavo sino que además pusieron de la suya. También a los que me,
dieron la espalda, me negaron o se aprovecharon de mi situación para intentar
destruirme políticamente, ustedes me han convencido que la palabra
"compañero" es un título que no se puede regalar a cualquiera que se
diga de izquierda.
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Guillermo Bermejo Rojas, en LIBERTAD, con justicia. |
Y
quería también disculparme en general con todos por el silencio sobre el caso,
pero lo decidí así pues al salir la gente que se sacrificó hasta verme libre
estaba en shock emocional, literalmente hablando, y me pareció justo no
incendiar más la pradera con detalles. Un año después y todos más relajados (y
aunque el caso está en la Corte Suprema) me anime a escribir para pagar algunas
facturas con ustedes que merecen todo mi respeto. La vivencia del exilio, el
juicio y el encierro espero publicarlas en un libro que se resiste, por cosas
de prioridades, pero que será prontamente. Les mando un abrazo, grande como la
patria que soñamos. Hasta la Victoria Siempre!
Guillermo Bermejo Rojas
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