¿HITLER
EL BRUJO?
Todos,
quien más quien menos, hemos oído hablar de Adolf Hitler. Se sabe que cuando la
disolución del Ejército alemán tras su derrota en la I Guerra Mundial, se
licenció con la categoría de cabo, lo cual nos puede dar una idea de lo anodino
de su existencia en las filas de dicho Ejército durante la gran guerra europea.
También
se sabe que al licenciarse trabajó como espía de la minúscula organización
militar que las potencias vencedoras habían permitido para ejercer labores más
bien policiales y de control al Movimiento obrero de clara ideología marxista y
revolucionaria como correspondía a una época de extremada agitación social tras
la Revolución bolchevique de 1917 en Rusia. En 1919 a Hitler se le encomendó
que se infiltrara en un partido recién fundado, el Partido Obrero Alemán, en la
siempre efervescente Baviera. Este partido fue fundado por Drexler, Eckardt y
Rosemberg entre otros personajes, y cuando Hitler “se infiltró”, conoció,
además, a militantes tales como Himler, Rudolf Hess, Hans Frank y el enigmático
Haushofer.
A
partir de este momento, algo ocurre en el pequeño cabo que le transforma, y de
ser un confidente infiltrado, en poco tiempo se hace con las riendas del
Partido. También influiría en su conversión que el Partido Obrero Alemán, a
pesar de su nombre, razón por la cual era investigado por la seguridad estatal,
era un partido de ideología anti socialista y anti comunista, contrario a la
cultura y presencia judía en Alemania, y con un fuerte sentimiento nacionalista
llevado a extremos tales como concebir a la raza aria alemana y nórdica como la
raza encargada de construir un nuevo Orden mundial que lograra crear la nueva
Raza de Hombres con todas sus potencialidades humanas y divinas hasta alcanzar
la categoría de Hombres Dioses. Me imagino que os sonará lo de los Hombres
Dioses, o desarrollo de las potencialidades divinas de todo ser humano, tal
como tantas veces se ha hablado en este blog.
La
razón de que este curioso y pequeñísimo partido tuviera un objetivo tan
aparentemente espiritual, es que todos los personajes citados arriba
pertenecían también a una asociación muy anterior que cuando aquello se llamaba
la Orden de Thule. Esta organización, conectada en algunas ocasiones con algún
que otro miembro de los Iluminati de Baviera; cuyo ideario combinaba aspectos
positivos como la creencia en la evolución humana hasta alcanzar el grado de
Hombres Dios, sin embargo concebía esta evolución sólo en las razas germánicas
y nórdicas, considerando a las demás razas como inferiores y por lo tanto
merecedoras de ser esclavizadas y puestas al servicio de los Hombres Dios. Y en
el escalafón más bajo de estas razas inferiores estaban los negros, gitanos,
judíos y eslavos.
El
fundador de otra Orden, esta vez en la Universidad de Yale, William Huntington
Russel, fundada en 1833, estuvo residiendo los dos años anteriores en Baviera,
en contacto con algunos grupos que ya pensaban como la posterior Thule, y cuyas
ideas llevó al “programa” fundacional de la Skull and Bones. Así que al menos
en Baviera había una vieja tradición que ensamblaba conocimientos espirituales
con distorsiones racistas de ensalzamiento de su propia raza, menospreciando a
extremos insospechados a las demás razas. En vez de lograr esos nuevos Hombres
Dios y por ende una nueva Raza como resultado de la fusión armoniosa de todas
las anteriores, tal como predicen las antiguas enseñanzas orientales, en
Baviera, una de las ramas orientalistas o iluminatis, adaptó lo de la nueva
Raza, la Sexta que corresponde su inicio en Acuario, no como Síntesis de todas,
sino como aplicable únicamente a la Raza Aria, que curiosamente según esas
enseñanzas orientales, es precisamente la Quinta Raza a disolverse en la Sexta.
Acaso por eso, decidieron que la Raza Aria se tenía que imponer a las demás
para evitar el destino de los tiempos; por lo cual, en vez de emplear sus
conocimientos para unir, los dedicaron a separar, y en vez de propiciar un
nuevo Orden mediante la armonía y la fusión voluntaria de las partes separadas,
lo idearon mediante la imposición y la esclavitud de los diferentes a ellos.
Fuerte
pero cierto, así pensaba la Orden de Thule, y los principales fundadores del
Partido Obrero Alemán, cuando Hitler llega a semejante ideología. Y el pequeño
cabo se transforma, y de simple espía pasa a dirigente en un tiempo record,
gracias a una inaudita capacidad oratoria, una imaginación desbordante, una
capacidad de mando y dirección impropia de un sencillo cabo, una inteligente
visión de los métodos de propaganda, una férrea organización y control, y una
osadía y suerte sólo al alcance de los elegidos por las altas Esferas del Poder
cósmico tal como estaba persuadido.
El
24 de Febrero de 1920, tan solo seis meses después de su entrada en el partido,
Hitler, ya como líder del susodicho, reconvierte el Partido Obrero en el
Partido Nacional Socialista, de ideología nazi, y aunque se decía anti marxista
y anti capitalista, sólo fue coherente con lo de anti marxista, lo cual le
granjeó el apoyo económico de muchos empresarios que veían con buenos ojos un
partido que se enfrentara a las organizaciones obreras de clase que
preconizaban la revolución al estilo de Rusia. El Partido nazi creó las
llamadas SA como grupo de combate para ir a reventar las reuniones sindicales,
golpear a líderes obreros, e incordiar todo lo posible a las gentes judías por
aquello de las razas inferiores y malditas. Las SA eran un servicio para
mantener el Orden, aunque una de sus divisas fuera “toda oposición ha de ser
aniquilada”, y los judíos por ser “unos seres extraños al orden natural”
sufrieron todo el peso de esta manera de tratar a la oposición.
Así
que con todos estos ingredientes, y tras fracasar en una intentona de golpe
para hacerse por medio de la violencia con el gobierno de Baviera, cuyo fracaso
le obligó a cambiar de estrategia para acceder al poder y aceptar el juego
democrático de mayorías y minorías, se presenta a varias elecciones al
Parlamento alemán, o Reichstag, hasta que en las elecciones de Noviembre de
1932 consigue ser el partido más votado pero sin obtener una mayoría absoluta
que le permitiese aplicar su ideario. Pero el 30 de Enero del siguiente año,
Hitler acepta la Cancillería o Presidencia del Gobierno a oferta de la
coalición de partidos católicos que gobernaba Alemania ante la fragilidad de
dicha coalición para mantenerse en el poder.
El
27 de Febrero de 1933, sin haberse cumplido ni un mes de su mandato, se produce
el incendio del Reichstag, hecho que la policía de Hitler atribuye al Partido
comunista y por ende a todo el socialismo, procediendo a su ilegalización, así
como demás formaciones de izquierdas, detención de sus principales dirigentes y
parlamentarios, y requisa de todas sus sedes y clubs. A continuación, con una
eficacia asombrosa se celebran unas nuevas elecciones el 5 de Marzo, tan solo
una semana después del incendio, me parece increíble tanta sincronía y
capacidad organizativa, en las cuales el Partido nazi obtiene la mayoría
absoluta ante la incomparecencia forzosa de la izquierda debido a su
ilegalización de unos días antes.
Y
aquí comienza una de las etapas más escalofriantes de la Historia. Con la
mayoría absoluta parlamentaria obtenida en aquellas fraudulentas elecciones,
Hitler comenzó a aplicar de manera legal el ideario de la Orden de Thule bajo
la apariencia y/o cobertura más tangible y vendible de la ideología nazi.
Por
una parte, Hitler y su equipo de iluminados, se vuelca en la creación de un
Ejército nacional con la mejor preparación y medios posibles, desafiando la
prohibición de las potencias vencedoras de la I Guerra de 1914 a 1918. Para
este logro fundamental encaminado a cumplir con el mandato de esclavizar a las
razas inferiores, tal como la Orden de Thule alentaba, le fue necesario una muy
buena financiación, obtenida por una parte gracias a las ayudas del capitalismo
alemán, bien por voluntad, bien porque ya sabían cómo se las gastaba el
supuesto pequeño cabo con los considerados como traidores a la sagrada causa de
la Raza Aria; así como por otra parte, gracias a los sustanciosos créditos de
una banca estadounidense presidida por Prescot Bush, abuelo del anterior
President, y miembro de alto rango de la Orden Skull and Bones fundada por el
Russel que estuvo por Baviera en contacto con el embrión de la ideología de
Thule.
Y
lo asombroso es que en un plazo no superior a los cuatro o cinco años, se
consigue formar una formidable organización militar, con los mejores adelantos
técnicos de su época, capaz de conquistar países enteros en unas pocas horas o
a lo sumo en unos cuantos días. Fue la perfección del arte de guerrear,
herencia atávica de los primitivos indoeuropeos o arios, con la intención de
sojuzgar a los demás pueblos, utilizar a sus gentes como esclavos, expandirse
hacia Rusia en busca del Espacio vital necesario para albergar a la nueva raza
de Hombres Dios, e imponer el nuevo Orden mundial dirigido y controlado por la
única raza verdaderamente humana y con capacidad de ser Dios como creían que
era la Raza Aria.
En
toda esta paranoia, las SS eran el instrumento ideado por Hitler y Himler, en
un principio como guardia personal del Fhurer, pero que en la medida que el
poder de Thule se fue extendiendo por la organización del partido, esta guardia
de corps se transformó en una auténtica Orden Negra de Monjes guerreros
encargados de velar por la esencia de los objetivos supremos, con tal poder y
autonomía que no dependía ni de las estructuras del partido ni de las del
Estado, rindiendo obediencia incondicional sólo a Himler como el gran
sacerdote, y a Hitler como el representante de las fuerzas divinas a las que
servía.
Mientras
se iba creando un potente ejército para la guerra definitiva en contra del Mal
y se comenzaba a aplicar paulatinamente sus ideas respecto a la inferioridad de
las demás razas en general y la judía en particular, al mismo tiempo,
personajes como el enigmático Haushofer y el no menos Hörbiger, ambos del grupo
Thule, comienzan con gran despliegue de medios a difundir teorías científicas
inasumibles por la Ciencia ortodoxa de tanto prestigio en Alemania. Teorías
tales como la de la Tierra cóncava; o la del Mundo helado con su eterna lucha
entre el Hielo y el Fuego; o que existe la posibilidad de establecer una
alianza con el Dueño del Mundo que se encuentra en una ciudad cubierta por las
arenas del Gobi, de cuya alianza se logrará que los “Superiores desconocidos”
ayuden a la Raza Aria en su mutación a Hombres Dios; o que la elitista
organización Ahnenherbe de la Orden SS creada según la ideología del grupo
ocultista Thule, realizase investigaciones en zonas tales como el Tibet en
busca de tumbas de gigantes, o en el lago Titicaca rastreando la pista de
fabulosas civilizaciones desaparecidas, o experimentos brutales con
prisioneros; teorías tales, decía, que Hitler compartía plenamente y las
alentaba con frases como “hay una ciencia nórdica y nacionalsocialista que se
opone a la ciencia judeo liberal”, gritando “fuera los sabios ortodoxos”, y
estando a punto de arrojar de Alemania a la ciencia convencional, presionando a
los científicos a que abrazasen las nuevas cosmogonías horbigerianas, como así
hicieron científicos tan eminentes como Lenard que había descubierto con
Roëntgen los rayos X, o los físicos Oberth y Stark cuyas investigaciones sobre
la espectroscopia eran internacionalmente apreciadas.
Fracasos
estrepitosos durante la Guerra fueron debidos a estos peculiares conocimientos,
como el retraso de varios meses en la puesta a punto de los cohetes V-2, por
perder tiempo en considerar la cosmogonía de la Tierra cóncava ante la
desesperación de los científicos “ortodoxos” de Peenemünde. O la invasión de la
Unión Soviética comenzada en Junio de 1941, donde al estar Hitler convencido
que por donde quiera que él avanzara, retrocedería el frío, tal como le habían
asegurado sus consejeros de Thule, “el frío es cosa mía, atacad”, no proveyendo
de ropa de invierno a sus tropas y no previendo que los fríos intensos
congelarían el aceite de engrasar las armas automáticas así como la
descomposición de la gasolina sintética para sus vehículos de combate, cortando
en seco el duro invierno de 1942 su avance triunfal por Rusia, y haciéndole
dudar de su poder sobre el Hielo y el Fuego de la cosmogonía de Hörbiger, dudas
que fueron disipadas en el invierno de 1943, más duro aún que el anterior, con
la determinante derrota de sus tropas en la batalla de Stalingrado. O la
absurda prolongación de la guerra durante los 5 ó 6 meses finales, con el único
fin de provocar un “diluvio de sangre” entre sus tropas y pueblo alemán en
general con la intención de ganarse el favor de los “Superiores desconocidos”
ante el sacrificio ritual de los hijos de la Raza Aria.
Los 12 años que se mantuvo
Hitler en el poder, no fue tan sólo una gran catástrofe para Europa, además
fueron 12 años donde una cultura y civilización completamente distinta
estuvieron a punto de triunfar, aportando muchos ingredientes de aquello que
popularmente se conoce como Magia Negra.
Ithalina
Grabowski
Se sabe que existen organizaciones como los masones que imponen su ideario convirtiéndose en organizaciones que tienen una mística se superioridad. Y esa superioridad la basan en lo ultra secreto de su organización.
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