¿HETEROFLEXIBLE O
BICONFUNDIDA? EL BISEXUALISMO EN LAS MUJERES
Mujeres que no temen experimentar un contacto erótico con otra mujer. Lejos de ser un secreto, el bisexualismo del género femenino está lleno de dudas y tabúes. ¿Es un tipo de crisis por el que pasamos las mujeres? Rompe los mitos y entérate.

Cientos
de investigaciones han tratado de dar con “el chiste” de comprender la
complejidad de la identidad sexual del ser humano, un imposible que más allá de
estudios de la ciencia o preceptos religiosos, finalmente aterriza en los círculos
sociales en el que las personas nacen, crecen y se desarrollan.
¿Llevas
cierto tiempo sin que ningún hombre te guste y crees que puedes volverte gay?
¿Hay una chica de tu universidad o trabajo que definitivamente te agrada en
planos más íntimos y cercanos? ¿La pasas muy bien con “ella”, crees que más de
lo normal? ¿No le encuentras problema a besarte con una mujer, pero temes que
te quede gustando? ¿Tienes la certeza de que te atraen los hombres, pero
últimamente también las mujeres? En broma, pueden llamarte “la bicofundida” o
“la heteroflexible”. No sufres ninguna dolencia ni eres un bicho extraño.
¿Ellos,
ellas o los dos?
Conocemos
a una amiga (soltera, ennoviada, casada, madre) que se ha sentido segura de sus
inclinaciones sexuales durante toda su vida: le han gustado, de hecho, le
encantan los hombres. De un momento a otro, “comienza” a ver a la figura
femenina como una potencial compañera sentimental y sexual. Realmente, no es
así de simple como se da el paso: la zozobra, la incertidumbre, el temor de ser
juzgada por su familia y amigos y hasta las mismas ganas de experimentar en
diversos planos emocionales, la han llevado a una confusión sentimental que es
mucho más normal de lo que creemos.
Esto
no se da de un día para el otro. Es un estado que se identifica no solo porque
agarras a tu amiga de la mano o porque te quedaste viendo a la chica que pasaba
por la calle.
El
psicólogo norteamericano John Buss
arroja una interesante estadística: en la historia humana quizás el 2% de las
mujeres han sido lesbianas o bisexuales. Hoy, la cifra aumenta al 15% de las
mujeres jóvenes que se identifican como lesbianas o bisexuales, comparado con
el 5% de los varones, según un artículo
publicado por Psychology Today. Aterradora estadística para algunos, pero no para aquellas que están
sumergidas en la cultura de un siglo XXI en el que las inclinaciones sexuales
por personas del mismo sexo, ya tienen más visibilidad e incluso legislación en
muchos países del mundo, pero que también tienen que ver con la cercanía
corporal y sentimental que siempre se ha dado entre las mujeres.
Entre
“chicas”, es normal y común el contacto físico cariñoso: el abrazo prolongado,
los besos en las mejillas, tomarse de la mano cuando hablan, las cartas con
mensajes llenos de afecto, etc. La proximidad de este tipo entre mujeres es
mejor vista que entre hombres: si tu novio le regala una carta de cumpleaños a su
mejor amigo o le manda mensajes de texto que citan “Te quiero mucho y te
extraño”, muy probablemente dudarás, incluso por un momento, si puede llegar a
ser homosexual. En cambio, si tu lo haces con tu amiga, es parte de tu
femineidad, de las características maternales de nuestro género y la forma propia de expresar nuestros
sentimientos. La sociedad nos ha moldeado de esa manera.
Para
muchas mujeres, esa confianza y afecto necesarias para sentirse emocionalmente
estables, la encuentran en otra mujer que piensa similar a ellas sobre el amor,
la fidelidad, el sexo y, palabras más palabras menos, la vida. Creen que la
mujer tiene una visión del amor menos superficial que los hombres, sus mismas necesidades físicas y hormonales,
mejor capacidad de entendimiento e incluso, más paciencia que ellos: “¡¡eres
hombre y no me entiendes!!”. La atracción física y la admiración por la figura
femenina ya es la segunda parte de esta inclinación, que es mucho menos
traumática y más experimental para ellas. Según los investigadores, un gran
porcentaje de mujeres heterosexuales han tenido contacto físico-erótico con
otra mujer sin tener que convertirse en lesbianas o bisexuales. Experimentar
o probar estas nuevas sensaciones es
menos conflictivo entre mujeres que entre hombres.
Una
investigación publicada por el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de
la Universidad Central titulado:
Imágenes de cuerpo y sexualidad de los jóvenes bogotanos, concluyó que en los
jóvenes predomina el “amor romántico”, en el que las experiencias de
sexualidad “se perciben un poco más
flexibles, siempre y cuando estén validadas por el compromiso de pareja (…)
concepciones que asumen una postura menos radical y reconocen la diversidad de
orientaciones sexuales”. Otra tendencia se inclina hacia la búsqueda del cuerpo
y la sexualidad como expresiones del placer y afirmaciones de sí mismo: el
cuerpo se explora, se expresa y por ende se permite esta flexibilidad al
momento de tener relaciones sentimentales prácticas hasta con personas del mismo
sexo.
Para
el doctor Leonard Sax, PhD en
Psicología, los bisexuales son personas que “tienen la capacidad de amar a
personas de su propio sexo y de otro sexo. Ser bisexual no define nuestro
estilo de vida o nuestra conducta sexual. Las personas bisexuales son
monógamas, poliamorosas y célibes, como lo son las personas heterosexuales, las
lesbianas y los gays”, como lo relata en su artículo ¿Por qué tantas chicas son
lesbianas o bisexuales?
Bisexuales
famosas en la mira
Ellas
han besado mujeres y les ha gustado. Tal
vez para mostrarse a sí mismas como ejemplos de lo que es la diversidad sexual
o para ser comidilla de la prensa sensacionalista. Éstas actrices y cantantes
lo han confesado a viva voz: Megan Fox, Lindsay Lohan, Angelina Jolie (quien
durante un tiempo tuvo una relación pública con una famosa modelo) Drew
Barrymore, la cantante Fergie, quien declaró a los medios que disfruta de las
relaciones homosexuales pero que no estaría dispuesta a comprometerse con otra
mujer. Pink también confesó que en su adolescencia tuvo experiencias lésbicas.
Por su parte, Alanis Morissette alguna vez afirmó que es una práctica que todas
las mujeres deberían tener.
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