NUESTRA PENA POR EL SER QUE PERDEMOS
JOSÉ EDUARDO MURILLO ANDRADE

- ¡Basta
ya de llorar!
- No
puedo soportar o verlo nunca
más
Respondió
la mujer. El ÁNGEL le dice:
- ¿Quieres
verlo?
- Sí
Entonces
el ÁNGEL la toma de la mano y la sube al cielo.
- Ahora
lo vas a ver, quédate acá.
A
una orden suya, empiezan a pasar un gran grupo de niños vestidos como
angelitos, con una vela encendida entre las manos. La mujer dice:
- ¿Quiénes
son?
Y
el ÁNGEL le responde:
- Son
los niños que han muerto, y todos los días hacen este paseo con
nosotros,
porque son puros.
- ¿Mi
hijo está entre ellos?
Pregunto
la mujer,
- Si
ahora lo vas ver
Le
contesto, mientras pasaban cientos y cientos de niños.
- Ahí
viene,
Y
la mujer lo ve, radiante como lo recordaba, pero de pronto, algo lo conmueve:
Entre todos, es el único chico que tiene la vela apagada. Siente una enorme
pena y una terrible congoja por su hijo. El chico la ve, viene corriendo y se
abrazan con fuerza, y le dice:
- Hijo,
¿POR QUÉ TU VELA NO TIENE LUZ? ¿POR
QUÉ NO ENCIENDEN TU
VELA COMO A LOS DEMÁS?
Su
hijo le responde:
- Mamá,
si encienden mi vela cada día, igual que la de todos, pero...
¿Sabes? cada
noche tus lágrimas apagan la mía.
Ya
no llores por ese ser querido que perdiste, sea hijo, esposo, madre o padre!
Déjalo descansar en Paz, no atormentes tu vida, porque no volverá, pero lo
puedes tener en tu recuerdo con amor! es difícil, pero DÉJALO IR!
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