SE ACERCA LA ÉPOCA DEL COLEGIO
PERCY ANTONIO COLLAO ALVA
Cierta vez que me encontraba, en un plantel, que no quiero mencionar su nombre, que queda en lo que era la Ciudad Satélite Ventanilla. Ya que había tan sólo dos centros poblados el otro Ventanilla Naval más conocido como «Cuernavaca». Amanera de broma se decía que los buses de La Marina llegabai esposan a las 6 de la mañana y se iban repletos de todo el personal que vivía en la zona y que eran marinos. Cerca de las 8 de la mañana, llegaban otros ómnibuses llenos de civiles que eran los amantes de las mujeres de nuestros de la Armada Peruana.
Recuerdo la conversación, como si hubiera sucedido hoy día en la mañana. Viene un padre cuyo apellido nunca me voy a olvidar Cervera que me dice
- Ya llega, felizmente, la época del colegio, para que mis hijos fastidien a
los profesores y la dejen tranquila a su pobre mamá, mi esposa.
Este señor a la sazón era padre como de 12 morenitos, cuyas edades eran escasamente de un año de diferencia.
- Así,
Le respondí
- ¿Y Cómo hace para los uniformes, los útiles escolares?
- Ah, usted no sabe que me tengo que endeudar por más de la mitad del
año, pero lo hago con gusto. Aquí hay buenos profesores, exigentes. Vale
la pena quedarse empeñado.
Y se fue sonriendo de los más tranquilo. Sacó un cigarrillo Inka, lo encendió y siguió su camino, sonriendo, con tremendo sol. Eran otros tiempos.
Las huelgas mal organizadas y dirigidas por dirigentes oportunistas, traidores, dieron resultado que los hijos de los colegios nacionales fueran disminuyendo en cantidad de estudiantes. Y comenzaron a aparecer tímidamente los primeros colegios particulares. Los mismos docentes del los colegios estatales, matriculaban a sus hijos en pequeños colegios. Se traicionaban a ellos mismos. Próximamente le dedicaré una crónica a un instructor de Instrucción Pre Militar, curso que trabajaba un militar, al cual llamábamos CHIRICUTO y el lo sabía y lo disfrutaba. Se merece esa crónica. Eso sucedió en el CN «José Olaya» del distrito de la Perla de la Provincia Constitucional del Callao, cuando no tenía fronteras.
El afiche muestra bien claro la realidad actual del la educación en los Colegios nacionales.
Primero muestra a la maestra que a veces termina, su trabajo, cansada y llorando; ella también es madre, es esposa, lleva tarea a su casa, preparar clases, preparar evaluaciones, evaluar, elaborar documentos, etc.
El estudiante que sólo se preocupa de sus derechos amparándose en el bendito «Código del Niño y del Adolescente» y se convierte en un energúmeno.
Lo padres que no respetan a los maestros ni maestras, los responsables de que el hijo resulte desaprobado, no es el estudiante; es el docente.

Quien se lleva ingente cantidades de dinero son los promotores de los colegios, que explotan muchas veces a directores, docentes y personal administrativo bajo su mando. A quienes ni siquiera les brindan el material necesario para realizar sus tareas, pero les exigen que sus locales estén relucientes.
Me quedé corto. Hay más bastante que tratar de la educación. El gobierno central que no reconoce los derechos de los docentes activos y mucho menos de los cesantes. Es decir vamos del mal en peor.
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