LA GOLPIZA DE UN MILITAR.

LA GOLPIZA DE UN MILITAR.
PERCY ANTONIO COLLAO ALVA
Disculpa, buen, Guillermo Bermejo "Miserable el que atropella un soldado -y ahí quedó-. Y miserable el soldado que golpea y humilla a un civil -a este milico, ya le están dando en el suelo, y ya veremos cómo le van a dar, Corte Marcial, le van a dar con todo-. Basura los irresponsables y basura los abusivos. Civil y militar que no saben respetar merecen la cárcel y el repudio. Unidos si, alcahuetes, no." 
Buen, Guillermo, tú mejor que nadie sabe cómo funciona la justicia en el Perú. Al que asesinó al soldado ya verás cómo lo limpian. Tú al parecer tú no has "disfrutado" de las golpizas que nos daban los policías allá en 1978 - 1979. Ni te han sacado, nunca, de madrugada del Potao y te han llevado a una playa que ni conoces y rastrillaban sus armas en tu cabeza. 
Me extraña que no seas imparcial. 
Acaso se ve que, los militares, están maltratando a quienes están reducidos en el suelo con marrocas. Hay que ponerse en los zapatos del militar. Él, su patrulla y todos los policías -que salen de 8 pm a 5 am-, están exponiendo su vida. Ni qué se diga de los médicos, enfermeras y técnicos en enfermería. Que se excedió, en el vídeo se ve y se escuchan palabras fuertes. Que le va a caer una fuerte sanción eso lo dirá la ley, militar. No hay que echar gasolina, al fuego. Ese oficial está trabajando bajo presión. Es fácil criticar desde el balcón. Al "pobrecito" reprimido, se le ve que recién toma conciencia de que se ha equivocado cuando aparece el oficial. Se le ve que es "un niño de su casa", dos aretitos, uno en cada oreja. Las bofetadas, no lo mataron, lo despertaron, lo bajaron de las nubes en que estaba. Quién sabe cómo será el hogar la "pobre víctima"? Claro que hay militares abusivos, no lo niego. Pero una buena lección de vez en cuando, cae bien. Que le dió más de tres lapos, es cierto -y se ve que los golpes no fueron con toda las fuerzas porque el militar es corpulento-. Eso sí la ley se encargará de todas maneras m, de sancionar, al militar. Pero a veces es bueno corregir con energía. 
Tú bien sabes que la historia nos trae muchos ejemplos. Y recordarás lo que hizo uno de los hijos de Augusto B Leguía, cuando defeco en una de las poncheras del palacio de gobierno, en plena fiesta y se limpió con dólares y los echaba por aquí y por allá; todo porque estaba contra la penetración yanqui, en el Perú. Todo eso sucedió en una ceremonia importantísima,  estaban los diplomáticos, etc. Y cuándo Augusto Bernardino, se acerca y le dice a manera de ruego "hijo, por qué me haces ésto". El hijo le respondió, llorando, "tú tienes la culpa de todo esto, nunca me corregiste, siempre me dejaste hacer lo que quería". Lo dejo ahí.

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