MI TACNA DEL ALMA - MI PATRIA Y MI BANDERA

No puedo faltar yo NAZARETH Y EL AMOR, si se ama a una mujer con mayor razón se ama a la patria y hasta la vida se da por ella.
No podía faltar el vate de la patria cautiva, FEDERICO BARRETO, es el hombre que lucha porque no se chilenice TACNA. Su pensamiento, su pluma siempre rebelde al servicio desinteresado y listo para combatir.
Lamentablemente muere en el extranjero, pero no ha legado una gran cantidad de poemas donde demuestra su ferviente amor a la patria. Su imprenta fue destruida por la turba chilena. Pero él siempre al frente. Es considerado EL CANTOR DEL CAUTIVERIO.
Es fundador del semanario EL PROGRESISTA (1886) y del CÍRCULO VIGIL (1888). Con su hermano José María, integró el grupo literario llamado "LA BOHEMIA TACNEÑA", en cuya revista literaria Letras colaboraron, entre 1896 y 1898, escritores como Rubén Darío, Clemente Palma, José Enrique Rodó y José Santos Chocano.
Con su hermano Federico María Barreto fue co-director del diario “LA VOZ DEL SUR”. En 1911 una turba chilena destruyó las imprentas que publicaban los dos diarios peruanos de Tacna: “LA VOZ DEL SUR” y “EL TACORA”, estuvo dirigido por Andrés Freyre Fernández.
MI PATRIA Y MI BANDERA

Federico Barreto.

Desde que vi la luz mi pecho anida
dos amores: mi patria y mi bandera !
Por mi patria, el Perú, ¡yo doy la vida !
Por mi bandera el alma, ¡el alma entera !

Yo quiero que mi patria bien querida
vuelva a ser en América lo que era,
y que mi enseña, blanca y encendida,
flote muy alto y sea la primera !

¡ Mi patria ! ¡ Mi bandera !
¡ Mi patria ! ¡ Mi bandera !
Desde niño fueron mi encanto,
fueron mis cariños.

Ni la sangre que deja horribles huellas,
ni el lodo baldón, caigan sobre ellas.
Hay que evitar la afrenta sobre todo,
hay que evitar la afrenta sobre todo.

Lodo, lodo eso nunca ,
lodo, lodo eso nunca;
lodo, lodo eso nunca
¡sangre antes que lodo!.

¡ Mi patria ! ¡ Mi bandera !
¡ Mi patria ! ¡ Mi bandera !
Desde niño fueron mi encanto,
fueron mis cariños.

Ni la sangre que deja horribles huellas
ni el lodo baldón, caigan...

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