A MANERA DE AGRADECIMIENTO

Hoy es su cumpleaños, aquí su forma de agradecimiento, hoy mismo. El único, primero declamador de sar Vallejo; ahora declamador de Manuel Scorza, que pasó a la inmortalidad.
A MANERA DE AGRADECIMIENTO
JAIME YSAAC GUADALUPE BOBADILLA
Queridos familiares y amigos siempre presentes... Compañeros de luchas e ideales de toda la vida... Reciban toda mi gratitud por las inolvidables muestras de afecto y aliento que de ustedes he recibido por mi cumpleaños... Estos saludos y parabienes no solo me llenan de legítimo orgullo, sino también de inspiración y valor, sobre todo en estas cada vez más aciagas circunstancias que padecemos, para seguir bregando por una vida y un país mejores para todos y todas... Por ello es que les ofrezco, con el corazón en la mano, uno de los más entrañables poemas de nuestro genial e imperecedero Manuel Scorza, a través de la memoria y el legado infinitos de quienes me dieron y siguen dándome vida: Amada de Jesús y Celso Felipe, mi madre adorada y mi bienamado padre... Siempre agradecido, de todo corazón siempre...
AMÉRICA, VUELVE A TU CASA
América:
desde que nos has dejado
tu casa no es una casa.
Sangra la estrella, humean los ríos,
hace señas el árbol aterrado,
ni mi cuerpo distingo en esta noche.
¡Nos han golpeado hasta sacarnos chispas!
¿Qué esperas para volver?
¿No ves a tus muertos parpadeando en las esquinas?
¿No ves que mi cuarto se desangra por la ventana?
Vuelve, América, a tu casa.
¡Yo te quiero libre o morir!
Yo mañana seré olvido,
y olvido serán los reyes,
y olvido serán los hijos de los reyes.
¡Pero tú serás! ¡Tú vivirás! ¡La vida vivirá!
Siempre tus manos tejerán las mañanas
y las muchachas sentirán en la boca
el vacío dejado en el aire
por la alondra, al partir.
Vuelve a tu casa, América.
Levanta mi corazón del polvo,
devuélvele la cara al desterrado,
derriba el muro que nos separa de la dicha.
Yo sé que están tristes las montañas,
y sé que muchos pueblos
caminan temblando sobre la nieve
de sus días terribles.
Yo sé que aún nos esperan
tinieblas, soledades, traiciones;
¡mas, no podrán contra este amor!
¡Estas sombras pasarán!
Pueden encanecer las aguas,
pueden degollar al dulce lirio,
pueden matar a los gorriones,
pueden quemar los libros prohibidos,
pueden romper mi canto y arrojarlo a una ciénaga,
pueden, América, sacarnos frente a los fusiles;
¡pero no apagarán tu resplandor!
Un día seremos libres.
La tierra será libre,
y los poetas no cantarán, como yo, en el destierro.
Entonces, ya no habrá más miedo,
ni muñecos malos, ni penumbra.
Para entonces, guardadme lo soñado.
¡Soñad nomás! ¡No tengáis miedo de soñar!
Yo os traeré las increíbles cosas que soñabais:
la novia traeré al muchacho feo
y cantaré hasta que el sapo sea hermoso.
Yo, poeta, nombro al pueblo
heredero universal de la risa y el rocío
¡Camaradas!
En esa aurora aguardadme.
Pero si ese día llega y estoy callado y no respondo.
Si la tarde me llama y estoy callado y no respondo.
Si el viento me llama y estoy callado y no respondo.
Si, con palomas de amor, el amor me llama
y estoy callado y no respondo:
¡llámame, América!, ¡llámame con tu voz!,
¡y marchará mi polvo tras tu bandera roja!

Manuel Scorza / En “Las imprecaciones”

Comentarios