NI UN PASO ATRÁS I
Cuando trabajaba la materia de Psicología, siempre me daba una escapada e incluía en el tema puntos adicionales. Especie de consejería a las estudiantes, mujeres al menos, En el CNM TACNA, de Barranco, donde labore cerca de 25 años. Les explicaba, que la mujer siempre ve venir la agresión por parte de un hombre, desde un comienzo y no hace nada al respecto. Es una verdad inminente, flagrante; que ella soslaya. Pero no le da la importancia que debe darle.
Las miradas furiosas. Cuando un hombre llega a la casa con el ceño fruncido. Muchas veces la mujer no le presta atención, otras no le dan la debida importancia; esos son avisos y la mujer debe de estar alerta. No basta, con decir: la mujer es más inteligente que el hombre –dentro del matrimonio o así fueran convivientes-, ella tiene que demostrarlo de todas maneras. La mujer siente la mirada furiosa del hombre, desde la primera vez. Pero como no le da importancia. Y mayormente, no hace nada en estos casos. Ahí, se avecina una tormenta. Con el tino e inteligencia que le caracteriza, debe preguntar a su pareja directamente, irradiando, mostrando la paz que le caracteriza –y si no la tiene-, pues tiene que saber improvisar: ¿Y cómo, te fue en el trabajo? ¿Hay, algo que te preocupa? ¿Estás cansado? ¿Te puedo, ayudar en algo? Por demás está decir que las tareas del hogar son excesivas. Hay un viejo dicho, que reza: el hombre, trabaja, para traer el sustento a la casa, ocho horas. Mucho cuidado la mujer trabaja las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 30 días del mes los 12 meses del año, es decir los 365 días del año. No tiene un solo día de descanso, no goza de vacaciones, no tiene seguro propio, jubilación y ni mucho menos un seguro mortuorio; que, estos tres últimos, debería de tenerlo independientemente del derecho que goza como esposa del jefe de hogar. Esos, tres, derechos los debe pagar el esposo o conviviente obligatoriamente. ¿En qué situación, queda la mujer que es abandonada por un irresponsable que la deja solaa, a veces con uno, dos o tres hijos a cuestas? Muchas veces, estos miserables cobardes –sin previo aviso-, se cambian de trabajo, en otros casos estos desgraciados, prefieren hacerse echar, botar del trabajo –con tal de no pasar manutención a los hijos que ha procreado con, su víctima, léase, conviviente, esposa, etc. A me olvidaba, el Día de la Madre, le regalan ollas, accesorios de cocina y es más dejan que ella se encargue de preparar el almuerzo.
Los gritos. Otra forma de avisar del hombre agresor, son los gritos que profiere contra su pareja o a los hijos. Ahí, la mujer debe poner alto de todas maneras y al primer grito. Si no dice nada al primer grito, eso no quiere decir que está aceptando complacida ese tipo de maltrato. Puede ser que –el despreciable-, haya encontrado a la mujer con la guardia baja, etc., de motivos. Entonces la mujer debe reponerse e inmediatamente, buscar el momento oportuno para aclarar que en el hogar no se grita, se habla con amor y paciencia y que si ha tenido un mal día –en el trabajo o en la calle, ¿con la amante?, etc.-, es conveniente dialogar, conversar, platicar. Por una simple y sencilla razón que en el hogar debe reinar la armonía, la paz y el amor. Y sobre todo los hijos aprenden lo que ven en el hogar, es decir hay que enseñarles con el ejemplo.
Los empujones. Cierta vez fui testigo de un acto que menciono. Estaba caminando, por la avenida Wilson, cuando veo –delante de mí-, a una pareja de jovencitos que iban cogidos de la mano. La chica, por cierto, muy bonita. Él, era un muchacho cualquiera. De pronto el jovenzuelo, repentina como intempestivamente, suelta a su enamorada –con su mano derecha-, empuja la cabeza de la chica hacia adelante. Ella se paró en seco, poniendo cara de desconcierto y muy calmada como enérgicamente, le dijo al mozalbete.
- Oye ¿Qué te pasa, ah?
Él, respondió normalmente
- ¿Que, te molestaste?
- Claro, cómo me vas a tratar así.
- Es que mi papá e juega así conmigo.
La hermosa chica, no muy convencida le respondió
- Bueno, a mí, no me vuelvas tratar así, ya.
Enseguida, él zalameramente, le dio un beso. Y ambos muy enamorados se abrazaron y siguieron caminando.
Creo que el ejemplo es didáctico, explicito, muy claro, para definir que la mujer no debe permitir ni un solo empujón ni nada por el estilo por parte de su pareja. Ojo me estoy refiriendo a la etapa del enamoramiento.
Pero hoy día han cambiado las costumbres. Mayormente la joven pareja primero va por la atracción física. Es decir, primero tienen sexo y después son enamorados.
Continuará la imagen fue extraida del internet.
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