CATERINA SFORZA, LA DUQUESA GUERRERA.

CATERINA SFORZA, LA DUQUESA
GUERRERA.
EVA MEDINA
Para sobrevivir en la turbulenta Italia del siglo XV, la joven duquesa de Imola y Forlì aprendió el arte de la intriga y no dudó en ponerse al frente de sus tropas como una auténtica condottiera Catalina Sforza.
Considerada la mujer más poderosa de la Italia Renacentista y apodada Virago Cruelísima o La Diablesa Encarnada. Nació en 1463. Fue la hija ilegítima del Duque de Milán, Galeazzo Maria Sforza. Sin embargo, fue criada como cualquier mujer de la familia Sforza y tuvo el mismo destino que ellas, casarse por las alianzas que podían obtener de la unión. Como era de esperarse, Catalina no fue feliz en su matrimonio y peleaban constantemente. Aun así tuvo seis hijos con su esposo, Jerónimo Riario.
A la muerte del Papa Sixto IV, tío de Jerónimo el nuevo Papa Inocencio VIII, este quería recuperar los territorios que le fueron dados a la familia, Imola y Forlí. Sumado a esto, su esposo fue asesinado a cuchillazos. Ante esto Catalina se fue embarazada al Castillo de Sant’Angelo a defender los derechos de su familia ante las propiedades pero el Castillo fue asediado y sus antiguos aliados capturaron a sus hijos, amenazando con matarlos si no entregaba la fortaleza pero para sorpresa de todos, Catalina señaló su vagina y dijo que tenía las herramientas para hacer otros. Asombrados por la respuesta levantaron el asedio y reconocieron a su hijo mayor como heredero. Además tomó la Plaza de Forlí.
La duquesa había aprendido de química, uso su conocimiento para lo que hoy sería cosmetología e intentar envenenar al Papa Alejandro VI, ya que él había enviado a su hijo César Borgia a hacer la guerra para la expansión de los Estados Pontificios. Sus tropas tomaron Imola fácilmente y encontrarían la mejor resistencia de toda la guerra en Forlí. Catalina contaba 1000 hombres y la alianza del Rey de Francia, aun así un caballero francés la entregó a Borgia por 20.000 ducados.
Catalina fue apresada y violada pero debido a la intervención del francés D’Allègre fue liberada y salvada de ser quemada en la hoguera. Su encierro no duró demasiado, ya que fue liberada el 30 de junio de 1501 por intercesión del rey de Francia.Al volver a sus territorios tras la derrota de César Borgia, encontró que sus dominios ahora eran propiedad de la familia Orsini.
Retirada a Florencia, Caterina se refugió en la villa que había pertenecido a su tercer marido, Giovanni de Médicis. Desde allí, tras la muerte del papa Alejandro VI intentó recobrar sus feudos de manos del nuevo pontífice, Julio II. No obstante, tanto Forlì como Imola se opusieron a su regreso por lo que pasaron a manos de un noble vaticano llamado Antonio Maria Ordelaffi.
Olvidado su fervor guerrero, Caterina pasó los últimos años de su vida junto a sus hijos y entregada al estudio de la alquimia. En mayo de 1509, cuando sólo contaba 46 años, falleció a causa de una neumonía. Fue sepultada en el convento de Santa María delle Murate, en una tumba anónima, tal como había dispuesto en su testamento. Fue su nieto Cosme I, Gran Duque de Toscana, quien ordenó colocar sobre su sepultura una lápida de mármol blanco donde figuraba su nombre. Pero ni muerta consintió Caterina en que se le llevara la contraria. En 1835, la lápida fue destruida al renovar el pavimento del convento para transformarlo en una prisión.

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