Los mejores regalos, siempre están, cerca de nosotros, ante nuestros ojos. Muy pocas personas, tienen la capacidad de ver. Es que somos tan materialistas que buscamos las riquezas en relación al oro o regalos. La gente sencilla, los más humildes, ellos si saben lo que es un regalo: la vida, el amor, una sonrisa, la lealtad, la amistad, la solidaridad, el respeto; esas cosas no se ven se sienten y nada más.
LOS REGALOS NO HABLAN.
- Tata, ¿Le ayudo?
Sin levantar la vista el papá contestó con preguntas:
- ¿Ya hizo su tarea?
- Si, tata
- ¿Metió́ los chivos?
- Si, tata
- ¿Recogió́ los huevos?
- Si, tata, tres canastas
- ¿Acarreó el agua?
- Si, Tata, llene tres baldes
- ¿Llevó la leña que corté, a su mamá?
- Si, Tata, dos viajes de burro.
- Está bueno, ándele pues, desgrane.
Sentado y en silencio el niño comenzó́ a desgranar. Casi terminaban y el pequeño preguntó:
- ¿Tata, me da permiso de hablar con usted?
- Claro mijo ¿Para qué́ soy bueno?
El niño le dijo con tristeza:
- Tata, es que mi amigo Remigio le regaló a su Tata una camisa linda
- Mh, ¿El que no ayuda en nada a sus Tatas?
- Si, Tata, ese
- Hum, ¿Y luego?
- Mi amigo Jacinto, le dio a su Tata un sombrero de piel negra, muy bonito
- Hum... ¿El que no lleva tareas?
- Si, Tata, ese
- Hum ¿Y luego?
- Toribio le regaló a su Tata unos zapatos de piel
- Hum ¿El que lo agarraron robando huevos
- ¡Si, Tata, ese!
- Y así el niño le fue diciendo lo que sus amigos habían comprado a sus papás. Al final el papá preguntó:
- ¿Y cuál es su preocupación mijo?
- Es que yo estuve juntando para darle un regalo a usted, pero al cruzar por el puente colgante, se me cayó́ al río la bolsita con el dinero y pues, no tengo para su regalo...
- ¿Y eso le preocupa, mijo?
- …Si, Tata, porque hoy es día del Tata y yo quería darle a usted un regalo.
Aquel hombre de manos duras y piel tostada por el sol, se levantó́ el sombrero, rascándose un costado de la cabeza dijo:
- Despreocúpese, mijo, los regalos no hablan, no obedecen, no ayudan, se desgastan y se tiran, yo no soy su Tata porque usted me dé un regalo, ¡No! Tata ...Lo soy porque lo tengo a usted ¿Para qué quiero regalos? ...Yo le aseguro que todos esos Tatas, quisieran tener un hijo así́ como usted, obediente, respetuoso, cariñoso. Pero no lo tienen, ¡Lo tengo yo y es mío! Y no lo tengo por un día ¡Lo tengo por muchos años...! ¿Para qué quiero regalo de un día, si usted es mi mejor regalo?
- Aquel niño conmovido se acercó́ y lo abrazó. Empezó́ a llorar diciendo: Tata... Tata... Gracias por ser mi Tata.
- No mijito, gracias a usted por ser, mijo.
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