FILOSOFÍA Y POESÍA LA VENGANZA DEL AMOR

En esta oportunidad, voy a tratar un tema tabú. EL MALTRATOS DE LOS HIJOS HACIA SUS PADRES Es algo que sucede, pero todo se queda entre las cuatro paredes, de la casa. No hay testigos, de ninguna manera. En estovergonzosos actos, sólo se encuentran el agresor y el agredido. Frente a eso, surge la pregunta: ¿El modo de corregir de un padre o una madre, hacia un hijo o hija puede considerarse como una agresión? Hay que tener en cuenta, que ellos recibieron esa misma forma de corrección. Es decir los padres, de esos hijos, fueron autoritarios y no se conocía otra forma de corregir a los hijos, que por medio del, rigor, del maltrato físico. Eso da como resultado que un hijo o una hija, una vez adultos maltraten feroz y cruelmente a sus progenitores. Sin embargo, siempre, existen hijos que frente a la antigua manera de corregir de sus padres -han sido agredidos-, ellos les brindan, paciencia, compasión y mucho amor.
LA VENGANZA DEL AMOR
PERCY ANTONIO COLLAO ALVA.
Cualquier acto, bajo cualquier circunstancia, siempre va a provocar una reacción. Por ejemplo: un gesto amable, provoca una sonrisa; una invitación una aceptación o rechazo; un golpe tiene como respuesta otro golpe y se produce una pelea.
Pero en esta oportunidad, voy a tratar un tema específico. Un tema tabú, que se presenta con mucha frecuencia, y por ser como es; se oculta, por vergüenza, al qué dirán, pero lo cierto es que sucede. El tipo de relación, tortuosa, degenerada, del maltrato de hijos, hacia los padres. 
Así pues, resulta que existen padres que han corregido a sus hijos de manera dura -espartana-, tal como a ellos los han corregido, maltratado, verbal o físicamente. Esos golpes o groserías o insultos, con el tiempo van germinando y cuando los padres se convierten en ancianos; ahí se manifiestan de dos maneras, es decir se producen dos tipos de respuestas: o los hijos, se alteran rapìdo, insultan, le dicen cualquier barbaridad, inclusive llegan a agredir físicamente a sus padres; o en todo caso les tienen paciencia, le dicen palabras con mucho afecto y le brindan mucho amor.
Por otro lado se puede producir una reacción física dañina. He sido testigo de una hija adulta que frente una conversación con su hermano. De pronto la anciana madre interviene y da una opinión. Entonces la hija, fuera de sus cabales, mirando fijamente a su progenitora le increpa, en voz alta: Ya tú, cállate, ya me tienes harta. Entonces el hijo colocándose entre su hermana y su madre, para evitar la agresión que veía venir, le responde a su hermana, la agresora: Ah ya, ahora te tiene harta quien te la limpiado, te ha cuidado, te ha alimentado cuando eras pequeña y ahora que eres mujer, adulta, todavía te escucha todos tus lamentos y miserias. La hija atónita, iracunda, fuera de si; desiste, no sabe qué hacer ni qué decir. Entonces, se voltea y se va rumiando en voz baja algunas palabras ininteligibles cual malévolo murmullo. También es buen puntualizar que el hijo a sufrido, en carne propia, el rigor maternal, de niño y de adolescente.
Por otro lado la hija, por todos los medios impidió por seis largo años que su hermano mayor visitara a su mamá. Pero de todas maneras, ahí, está la mano de Dios. La hija agresora, contrae el COVID-19 y a su vez contagia a su mamá. Ambas son internadas en un hospital. La madre de edad muy avanzada, se recupera prontamente. No, así la hija que tiene, que obligatoriamente, permanecer cerca de un mes internada en el hospital. Como en la casa habitaban solamente la madre y la hija; no queda más remedio que el hijo tiene que asumir la responsabilidad de tener, cuidar, asistir a su madre. Éste, consciente del rigor que ha sufrido por su madre; se olvida de todo y le brinda lo mejor a la autora de sus días, a su progenitora. Es seguro que, algunas veces, le asaltaba la idea de devolver el maltrato a su madre. Pero un día se despierta, con la más grande sonrisa que puede expresar y al levantarse de la cama, piensa, si esta es mi oportunidad, se dice a sí mismo: AHORA ME VENGARÉ DE TI MAMÁ: TE DARÉ, MUCHO AMOR. 

Comentarios

  1. En la cultura espartana, no coexistían los golpes como corrección a los

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    1. No pìenso dar una clase de historia. Pero, la educación espartana fue rigurosa, desde todo punto de vista. Tan es así que la madre al momento de entregarle el escudo a su hijo, le decía con claridad. Vuelves con el escudo en tu brazo o sobre el.

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  2. ,....................................................... En qué cultura pueden aparecer los golpes, la agresión, cómo forma de transmisión del conocimiento intragrupal? Eso no creo que se pueda tomar como un signo cultural, sino como una desviación de algunos individuos (más o menos cantidad), dentro de una cultura determinada. ¿Has visto alguna vez algún cachorro lastimado por su mismo grupo animal? Es pregunta... puede ser...?

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    1. Desconozco la forma de criar a los hijos en Argentina. Pero al menos, en el Perú, quienes estamos en los 70 años o muy cerca a esa edad, hemos recibido un tipo de educación rígida, quedaban algunos rezagos de "la letra con sangre entra", los maestros castigaban con una palmeta, cualquier falta. Y cuando un profesor mandaba a llamar a los padres. La madre te advertía al hijo: "si me dan las quejas de ti, delante del profesor te cae". Y si un estudiante recibía rigor físico, los mismos padres recomendaban: "Dele nomás profesor que yo no me voy a molestar, mi hijo ya sabe que llegando a casa lo voy esperar con un dulce, su premio" -léase tunda-.

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