LA DISCAPACIDAD, ESTÁ EN LA MENTE

LA DISCAPACIDAD, ESTÁ EN LA MENTE
PERCY ANTONIO COLLAO ALVA.
No hay nada más cierto que la verdad, que vemos a diario. Y en verdad, les digo, encontraré algunos detractores –que piensen, contrariamente a lo que escribo-, eso es tan normal. Que lo escrito está bien, pero, que la foto no corresponde a nuestra realidad. Como dice mi mamá, “a la porra con esa gente”.
Que el niño de la foto a pesar de no poseer piernas ni brazos, sólo yace echado en el escúter. Puede ser, pero a la mayoría de personas que vieron la foto, significa que el pequeño, se da un respiro después de haber experimentado un paseo encima del mencionado artefacto. A pesar de su “discapacidad”, el niño demuestra que la mente y la fuerza de voluntad, pueden más que las evidentes limitaciones que muestra la fotografía.
He visto a jóvenes sin extremidades que nadan en piscina, de igual manera estudié en la universidad con un compañero que caminaba con bastones que le sujetaban los brazos. A mí me sorprendió, cuando lo conocí. Se acercó y sin titubear me dijo
¿Vamos a jugar un partido de fulbito?
Yo lo miré sorprendido y como dudando, le dije,
Bueno.
Entonces, convocó a otros compañeros, en el camino rumbo a la canchita, él con otro compañero y comenzaron a armar cada uno su equipo. Una vez listos, todos los convocados, en sus respectivos puestos, empezó el partido. El compañero con bastones que le sujetaban los brazos, era delantero y ayudado por los artefactos movía la pelota con gran habilidad, hasta le hizo una “güachita” a uno de sus rivales que estaba distraído.
En ese tiempo no existían los celulares, hubiera tenido buenos recuerdos. Era fantástico ver cómo se desplazaba por este compañero en la loza deportiva.
En otra oportunidad conocí, en el colegio “Tacna” de Barranco, al profesor, de matemáticas, Pepe Velarde, trabajaba en el turno vespertino, era manco del brazo izquierdo. Cuentan que sufrió un accidente, siendo muy joven. Este, también jugaba como delantero. Claro que algunas veces fue a dar al suelo con toda su humanidad. Pero se levantaba muy rápido para seguir jugando como si no hubiera sucedido nada.
Y todavía encontramos en el mundo a gente que dice: no puedo. Y es que ahí es donde lo imposible empieza a suceder. Si, en ese momento se consolidó, la discapacidad. Al decir, no puedo, su mente lo convirtió en un discapacitado. Y lo más lamentable, en verdad, es que teniendo todas sus facultades en estado de alerta, bastó, que pensara en que no podía y no lo pudo hacer.

Comentarios