JAVIER HERAUD - ¿ES MALO SER UN POETA GUERRILLERO?

JAVIER HERAUD - ¿ES MALO SER UN POETA GUERRILLERO?
PERCY ANTONIO COLLAO ALVA.
Para, escribir un conjunto de letras dignas de ser consideradas en el ámbito académico como poesía se necesita cierto grado de preparación, capacidad de creatividad, originalidad. Aunque de todas maneras siempre se van a presentar excepciones. En el Perú tenemos un caso muy particular: Augusto Polo Campos, demasiado talento para tan escasa formación académica. Pero, ese no es el camino que trato de seguir. Así es que, de frente, al grano, al punto. Voy a tratar de Javier Heraud Pérez, a quien, desde pequeño, le formaron el hábito de la lectura. El hombre adquiere el hábito de leer, imitando a las personas mayores de su entorno. Los familiares de nuestro buen Javier, practicaban esa buena actividad.
Javier, tuvo como maestro a Augusto Tamayo Vargas, este poeta y maestro recuerda a Heraud como el estudiante universitario, que lo sorprendió. Tamayo siempre acostumbraba, a dar como primera tarea, el primer día de clase, a los nuevos estudiantes –a los cachimbos-, de la PUC, Universidad Católica, que escribieran una relación de todos los libros que habían leído. Y nuestro Javier, sorprendió a su maestro, escribió una larga lista de autores. Sorprendido el poeta Tamayo, lo llamó y le preguntó si había leído a todos los autores que había mencionado. Seguro de sí, sereno, el futuro poeta guerrillero afirmó que era cierto. Distraídamente Tamayo, extendió la lista y escogió a uno de los autores, preguntó de qué trataba el libro citado. Nuestro Javier, respondió con lujos de detalles. Tamayo se quedó mudo y absorto.
El Perú, siempre fue, es y será, en el campo de la educación un improvisado. A decir de algunos maestros de antaño, recuerdan que el mejor Ministro de Educación que tuvo el Perú, fue nuestro historiador de la República, Jorge Basadre. Al ingresar al mencionado portafolio lo primero que hizo fue aplicar un test para establecer el diagnostico situacional del sistema educativo peruano. Gobernaba en ese entonces José Luis Pablo Bustamante y Rivero. El partido aprista, controlaba tanto la cámara de diputados como de senadores, boicoteo el trabajo del Presidente y creó todas las condiciones para que, el militarote Manuel Apolinario Odría Amoretti, diera el golpe de estado. Todo el trabajo que venía realizando Basadre, quedó en nada. El gobierno de todos los militares, merece una crónica especial, para cada uno. Odría, recibía buenas divisas, dólares, por la venta de nuestro algodón, minerales a precio de regalo para el gobierno de EEUU. Ya explicaré aquello de “hechos y no palabras”, su criminal Ministro del Interior Esparza Zañartu y el otro tal Rocha, que hizo adquirir los vehículos rompe manifestaciones que en su triste honor fueron bautizados como “Rochabus”.
Javier, siguió con su vida de estudiante. Su creatividad poética encontró su rumbo propio. Había alcanzado la primera madurez. Se proyectaba como un excelente poeta. Pero también adquirió la emoción social. Todo universitario, cuando inicia su formación profesional, quiere cambiar el mundo. Eso es normal. Pero, mientras algunos creen en que se puede utilizar el mismo sistema, para cambiar la realidad socioeconómica de su país, ellos son demócratas. Otros, piensan de diferente manera –el marxismo-leninismo-, es la única forma de hacer justicia.
Ganado por el pensamiento científico, fue a Cuba a capacitarse en un curso de cine. Ahí conocería en persona a Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos, etc. Vivió en el olimpo del socialismo –es decir la imposición-. Cuba ya no sería el prostíbulo de Norteamérica. Daniel Santos “El inquieto Anacobero” al subir al avión que lo trasladaría a las tierras del Tío Sam, se fue vociferando “Escuchen comunistas, se van a arrepentir; voy a volver para rescatar mis dos hoteles cinco estrellas, ya verán desdichados y sucios barbudos”. Celia Cruz, también dejó sus propiedades y juró no volver a pisar Cuba mientras su isla estuviera en manos de los criminales barbudos.
En Cuba, nuestro buen Javier, fue preparado física, ideológica y militarmente para el desarrollo de la guerra de guerrillas en el Perú. Cuando retornó al Perú, Javier y su grupo se trasladaron a Madre de Dios. Como quiera que Javier era el único de sabía manejar vehículos, esa razón fue suficiente para que lo designaran jefe de la columna de guerrilleros. Se habían enfrentado a las fuerzas policiales, un día. Habían muerto policías y guerrilleros. Al día siguiente, Javier y dos compañeros fueron avistados por las fuerzas represivas, iban en una canoa. Al requeridos por las fuerzas del orden, los tres se rindieron. Pero la consigna era que debían morir para vengar a los custodios muertos el día anterior. Es así como utilizando balas dumdum, son acribillados en la frágil nave. Las mencionadas balas tienen la característica de haber sido limadas en medio, en una forma de cruz o aspa. Los proyectiles salen normales, pero al impactar en el cuerpo humano, se abren, causando graves heridas en la persona que las recibe. El padre de Javier era un prominente abogado, viajó exclusivamente a recoger y reconocer el cadáver de su hijo. El crimen, de los tres jóvenes guerrilleros quedó impune.
Al poco tiempo nuestra magnífica Chabuca Granda, le compuso cuatro hermosas canciones, que nunca vieron la luz por tres motivos: miedo, miedo, miedo de decir la verdad al sistema que impera en nuestro país.

Silencio para ser cantado (o La camisa)

¿Quién recogió mi camisa del agua

labrada de Patria, guerrilla

y canoa?

La agité muriendo a la orilla

De mi vida abierta en hoguera.

¿Quién vino hasta el río

para recogerla?

Mi sangre antigua cuando

me moría

volvía tan dulce mientras

se marchaba

que olvidé el recuerdo y la muerte,

olvidé de donde venía.

Tendí mi camisa a morir conmigo.

Al recogerla con tu bayoneta

ondeó en mi camisa tu

bandera nueva.

Y mi sangre antigua en el

limo del río

lavó la camisa, lavó la memoria.

Era una garganta de luz en

el agua.

Y yo sé soldado que usas mi camisa

labrada de Patria, guerrilla

y canoa.

Yo sigo viviendo dentro tu camisa

vestido de limo debajo de un río.


El bosque armado (o La canoa)

Una canoa en Puerto Maldonado

En la canoa un grito

Y un disparo

Una ribera sorda

Más disparos

Un guerrillero muerto

Y un remero

Una canoa en Puerto Maldonado

Un largo viaje vuelve

Con el río

Una campana estalla

Bajo el agua

Voy a dormir el resto

De mi asombro

Para llegar temprano todavía

Que hay un camino abierto

Y una estrella

Un bosque armado un lirio

Y una huella

Una canoa en Puerto Maldonado

Un largo viaje vuelve

Con el río

Una campana estalla

Bajo el agua

Voy a dormir el resto

De mi asombro

Para llegar temprano

Todavía

Que hay un camino abierto

Y una estrella

Un bosque armado un lirio

Y una huella

Una canoa en Puerto Maldonado

Un guerrillero muerto

Y un remero.


Las flores buenas de Javier

Óyeme, hermano,

contesta hasta mi sombra

qué piensas de la muerte que te dimos y el frío.

La sangre que entregaste nos ahoga

desde el fondo del tiempo y tu canoa.

Ay, hermano, si pudiera suplicarte,

suplicarte tan fuerte que volvieras

desde un triste tañer, joven ausente.

Alerta estoy a tu costado abierto,

inmolada paloma solitaria,

deja mirar tu río cuando vuelva

aquel que me prometen tus flores de poeta

las sombras, los silencios, los dolores

lloran aún más hondo al recordarte

haciendo guerra con tus flores buenas.


El fusil del poeta es una rosa

Mientras jugó la guerra de los niños

con un fusil hecho de cualquier cosa

quizá de arroz, quién sabe de una rosa

envejeció de amor cargando furias.

Y se enroló a morir donde antes quiso

simplemente sucede y como dijo

ese día el fusil era una rosa

rastrillada en el aire, peligrosa.

Ese día era el sol más sol al río,

más río el río y más la guerra era

y más la muerte desde la ribera

contra el leve fusil que era ese día

solamente una rosa.

Ese día era el sol más sol al río

más río el río y más la guerra era

y más la muerte desde la ribera

y una granada el verso detonado.

Abierta está la rosa colorada

en la margen del río enraizada.

Quedó al rocío que llovió de un río aquel

hundido río en sus venas rotas,

abierta está, alerta como entonces

al hombro del poeta.

Va ganando la guerra con su rosa

la boca desde el río, sus pájaros, sus árboles.

Y es que jugó la guerra de los hombres

haciéndose un fusil de cada cosa

que no fuera un fusil.

Ese día se armaba de una rosa

El fusil del poeta es una rosa.




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