¿QUIEN ES UN CHITO?
La palabra, el término “Chito”,fue inventida del Callao, según recuerdo y hasta tengo conocimiento. Fue más o menos en los sesenta, del siglo pasado, cuando escuché por primera vez: “Chito”.
Todavía alcancé a ver las broncas, peleas, uno contra uno. A puño limpio. Estaba ingresando a la edad de “maltón” como dicen. Llegaba apenas a los 10 años. Fue en una pelea entre dos buenos mechadores, peleadores. Valía todo tipo de golpe: cabezazos, puñetes, puntapiés –en cualquier parte del cuerpo-. Lo que no valía, no se aceptaba, de todas maneras, es golpear al contrincante que caía al suelo, piso, etc. Es que existían algunos códigos tácitos, se sobreentendía creo. La bronca, la pelea, era mientras ambos rivales se encontraban de pie.
En la calle, ves de todo. He visto, peleadores que manejaban los pies como si fuera sus manos, daban cachetadas y caían parados. Algunos pateaban a sus contendores por los costados a sus rivales, en la “canillas”, en las mismas rodillas, etc.
Mi mamá me llamaba de vez en cuando: Ya pe "chito" y se reía.
Algunos, "Chitos" manejaban bien los puños y bailaban, saltaban de un lugar a otro, en pleno enfrentamiento. Movían la cintura y eso descontrolaba al opositor También he visto, peleadores parados, que avanzaban o retrocedían, según las circunstancias.
Algunos, habían aprendido a “pesar”. Es decir, buscaban la forma como coger al rival entre la parte dorsal y por en medio de la pierna y lo levantaban en peso y lo arrojaban al piso, donde caían estrepitosamente; el rival caía mal y sufría contusiones en diferente parte del cuerpo. De ahí venía el grito:
- Levántate.
El contendor se levantaba siempre todo maltrecho y la pelea continuaba. Caso contrario la pelea terminaba dando por ganador al “pesador”.
He visto casos, en que funcionaba un buen cabezazo en la cara. Le rompes el tabique, el agredido terminaba bañado en sangre y se acaba la pelea. Algunos, tercos seguían peleando y ya se sabían los resultados.
Recuerdo que en el 1965 – 1966 la palabra "Chito" cobró connotación y entre los mocosos que estudiábamos en el Colegio Nacional de Varones José Olaya, de La Perla, cuando no tenía frontera. Mi causa Claudio Gregorio Reyes Crespo, me decía “chito” y no tratábamos de “chito”. Y los escolares, nuevos que ingresaban, rápidamente se aseguraban de conocer a los “chitos” y se hacían amigo, patas, de lo “chitos”. En parte tenían garantizada la paz, no había quien te cogiera como “lorna”, nadie se le prendía, se metiera con el amigo de un “chito”.
El pacto, para pelear, era mostrar el dedo meñique lo juntaban y cada quien jalaba para su lado, la bronca estaba pactada, para la hora de salida. Los lugares favoritos eran la canchita de La avenida La Paz o en cualquier parte. El asunto era ajustar cuentas y nada más.
He vito jugar a Orlando Luis de la Torre Castro. Era un tipo recio, pero bien intencionado un excelente back central: integró en equipo del Sporting Cristal, donde debutó a los 17 años, ahí obtuvo muchos campeonatos, Atlético Chalaco, etc.
Gloria eterna para “Chito” La Torre, guapo y discciplinado deportista.
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