REALIDAD PERUANA - LAS ANTIGUAS PERRERAS

LAS ANTIGUAS PERRERAS
PERCY ANTONIO COLLAO ALVA.
Hasta la adolescencia lo que están en víspera de ser base 7, y con mayor razón los de base 7. Habrán conocido la denominada “perrera”. Era un simple camión pequeño, que era piloteado por gente que provenía de la sierra. Inclusive, dos o tres, eran los siniestro personajes, quienes, provistos, “armados” de un gran aro que llevaba una tela de lona muy fuerte, parecía un cono gigantesco; cuando no había lona, simplemente le colocaban una malla de pescar de gran tamaño. Ellos, se aparecían de pronto por determinadas calles, de Lima, cualquier distrito y el Callao. sigilosamente caminaban y cuando estaban a distancia prudencial, arrojaban la gran tela o malla que cogía a los perros desprevenidos y ellos con la técnica que poseían y dominaban a la perfección se colocaban al hombro la larga madera que remataba el gran cono de tela o malla, donde en el fondo el perro, ladraba, aullaba, pidiendo auxilio. El animalito, estaba asustado y no era para menos. Eran llevados a central vamos a decir, donde en pequeña, jaulas individuales, colocaban a cada uno de lo perros capturados. Este siniestro local estaba ubicado en Chacra Ríos, más o menos por donde ahora funciona ahora el coso “Amauta”. Todos lo perros capturados tenían su ficha, en donde figuraba la fecha y hora de ingreso del animalito.
Principalmente eran perseguidos los perros callejeros. Como no tenían dueño eran considerados “perros vagos” y a estos animales, los trabajadores tenían que “cazar”. Los trabajadores de “la perrera”, eran odiados por la mayoría de niños y adolescentes y cualquier adulto que hacía suya la causa de los mejores amigos, del hombre, que eran capturados. Los trabajadores por cumplir con su trabajo, se ganaban el odio de la gente. Y cuando veían venir al vehículo de la “perrera”. Algunos palomillas –muchachos que más paraban en la calle. Tenían hondas de jebe de cámara de llantas y con ellas perseguían a los trabajadores, que capturaban a los perros vagos, sin dueño. Pero había casos en que estos facinerosos, capturaban a cualquier perro bien cuidado y con collar. Entonces esos animalitos sufrían hambre. Los tenían presos por espacio de tres días. Al cuarto día eran conducidos a una cámara de gas en donde se les asfixiaba con humo, de leña verde más adelante utilizaron otros tipos de gases. Indudablemente que, morir asfixiado es una muerte horrible. Pero bueno así se combatía la peligrosa rabia.
Había casos, en que los perros tenían su collar y los trabajadores al ver al animalito solo, lo capturaban. Entonces sus dueños, tenían que ir y pagar el concepto de detención de sus engreídos. Vecinos maliciosos especulaban que había arreglos bajo la mesa y alguna de esas libertades de lo perros que tenían dueños no figuraban en la bitácora oficial. Es decir, también, existía la corrupción. Indudablemente, estos hechos, no se pueden probar, porque ha transcurrido demasiado tiempo.
Fuentes dignas de crédito me informaron que la Asociación Protectora de Animales del Perú fue fundada en 19965. Fue la primera institución que luchó verdaderamente por los animales. Sin embargo, esta institución cuenta con detractores, quienes declaran que no cumplen con su deber a cabalidad
Poco tiempo después, lo municipios distritales como provinciales, optaron por eliminar físicamente a los canes, esparciendo “bocado”. Carne envenenada. Muerte también muy cruel. Porque los perros sufrían los estragos del envenenamiento. Era demasiado triste ver a los animalitos tirados en el suelo dando sus últimos pataleos, vomitando espuma. Algunas personas compadecidas recogían a los canes envenenados y le daban aceite de comida o en todo caso les daban agua con jabón, que funcionaba como “lavados gástricos”, algunos sobrevivían; otros que había llegado demasiado tarde, ya no funcionaba “la medicina” y de todas maneras morían.
Todo lo anteriormente narrado, pertenece al siglo pasado. Hoy día capturan a los perros callejeros y buscan que los adopten algunas familias que desee tener una mascota. Aunque ya no es mascota. Ahora por medio de la adopción el perro, forma parte de la familia que le da cabida en su hogar. Inclusive lleva un nombre y lo apellidos de los dueños.
Foto, recogida del Internet

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