De
hecho, ni estamos tocando para nada la cantidad de dólares que tuvo que
invertir el “sagrado y sano” en todos los ajetreos que requiere realizar estos múltiples
gastos judiciales. Eso no es tan barato que digamos. Debe de tener sus ahorros,
a la mano; para poder realizar cualquier “tramite” de emergencia. Pero él sabía
que, de todas maneras, lo iban a traer al Perú.
En
este momento, aún queda una pregunta en el aire. Elian Karp, la esposa de
Toledo, tomará su rumbo a Israel, o tomará rumbo al Perú para estar al lado de
su marido.
Lo
que es penoso, es que dos señoritas, sin tener nada que ver en este vergonzoso
asunto, estarán expuestas a la “curiosidad” de algún medio amarillo. No es
bueno mencionar a ninguna de las dos; pero algo del polvo de los menesteres
judiciales siempre las salpicará.
Por
otro lado, fuentes dignas de confianza, nos informaron de que traer a Toledo al
Perú, le habría costado alrededor de dos millones de dólares.
Pensar
que Toledo estuvo en tierras del Tío Sam desde 2017. A este se le sigue un
proceso de investigación por los presuntos delitos de colusión
y lavado de
activos, por los casos Ecoteva e Interoceánica.
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