LA BEATA MARIANA DE JESÚS.
El 17 de enero de 1565 nace en Madrid, Mariana Navarro de Guevara y Romero. Hija de una familia de linaje. Su experiencia de fe la lleva a profundizar en la oración, la penitencia y el sacrificio para el bien de los hermanos. En ese encuentro ante el Santísimo Sacramento es que decide consagrar su vida a Dios.
Sin embargo su padre resuelve casarla, pero ella habiéndose consagrado a Dios se opone a tal medida y se recluye en su casa, hasta que su padre acepta su decisión.
Con la ayuda de sus confesores y directores espirituales, que eran los padres mercedarios, fue acrecentando su espiritualidad en el compromiso redentor, en dar la vida por los que sufren, por los cautivos.
En 1616, Mariana es admitida a la profesión como Terciaria Mercedaria.
La gente intuye y descubre en Mariana a un ser con una sabiduría especial, con una humildad inigualable, un espíritu de sacrificio encomiable y acude a ella a pedir su consejo.
Muere el 17 de abril de 1624 y este acontecimiento corre como un reguero de pólvora por todo Madrid. El pueblo llora la pérdida de la “azucena de Madrid”, como cariñosamente la llamaban, porque ella era pureza y fragancia que gratuitamente se daba a los demás.
Años más tarde, por su fama de santidad es exhumado su cuerpo y con gran sorpresa se descubre que está incorrupto, flexible y que despide un perfume a manzana. Su cuerpo sigue estando incorrupto, y poseen esta preciosa reliquia las mercedarias de la Orden, llamadas de Don Juan de Alarcón. Tiene Parroquia y hospital dedicados a ella en la Villa y Corte.
Fue beatificada por Pío VI, el 18 de enero de 1783.
Oración a la Beata Mariana de Jesús 17 de abril.
Oh Señor, que a tu virgen Mariana, azucena purísima de la Orden de la Merced y modelo de penitencia y de amor a la Eucaristía, le enseñaste a servir a Cristo en los hermanos; concédenos por su intercesión participar íntimamente de los misterios que celebramos y escuchar la voz de tu Espíritu que nos invita a la conversión y al servicio fiel de nuestro prójimo. Escucha Señor los ruegos que por su mediación te dirigimos, a fin de que remedies nuestras necesidades. Amén
Comentarios
Publicar un comentario