Fallece, Gabriel José de la Concordia García Márquez, 17 de abril de 2014, Ciudad de México, México. Al cumplirse los 9 años de asomarse a la inmensidad. Se le brinda este reconocimiento.
PRÓLOGO A CIEN AÑOS DE SOLEDAD
Fastos minimalistas de melancolía existencial
La novela, es el género que construye una o múltiples vidas paralelas del yo real al yo poético y pretende licuar y edificar una historia totalitaria, donde muchas vidas y destinos se fusionan y bifurcan a la vez en muchas microhistorias, generando un efecto cronológico de años en el tiempo narrativo, aunque solo pasemos de un párrafo a otro en la lectura. Hasta antes del Boom latinoamericano, predominada la novelística criollista e indigenista con un formato aristotélico casi monolítico e inalterable en 2000 años de historia. El Boom latinoamericano (1960-1970) experimenta sustanciales cambios de orden estructural narratológico y empleo de técnicas con gran calculada profusión y con no poca intención de generar efecto temporal y movimiento de la trama argumental. Una de esas novelas que abrió el amplio espectro de la tecnicidad barroca estructural, fue Cien años de soledad (1967), del colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014), premio Nobel 1982. Novela que se ha convertido en un culto literario y fabulesco de la lectoría popular y especializada, al ser, después de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la novela más reeditada y traducida a más de 60 idiomas del mundo.
Cien años de soledad, está dividida en 20 capítulos sin que estos sean numerados ni visibles, con otros tantos subcapítulos e implicancias que uno se va dando cuenta cuando ata cabos en episodios que aparecen abruptamente empatando la fusión y soldadura global de las historias circulares y vasos comunicantes. La novela es una macrohistoria de 7 generaciones, condenadas a vivir 100 años de excesos, tristeza y soledad. El uso de técnicas como los saltos cualitativos, in extrema res, las cajas chinas, los flashbacks, raccontos, hipérboles tremendistas, descripciones pragmatográficas, etc. Macondo, pueblo imaginario pleno de sortilegios, prejuicios, supersticiones, es el retrato de la cosmovisión de los pueblos latinoamericanos que se crean y explican su mundo intrínsecos y extrínsecos, con leyendas y mitos. La novela dura cien años hasta el cumplimento de la profecía que se traza en la misma trama con los personajes. Son cien años de tristezas insoslayables predestinadas cabalísticamente, de dinastías intrincadas, triunfos y fracasos de sus habitantes. El manejo de la temporalidad dislocada, alineal y asecuencial, haciendo avances y retrocesos, le da ese dinamismo y sensación reptiliana de estar siempre en movimiento junto con sus personajes y escenarios.
Personajes entrañables manufacturados etoopéyica y prosopográficamente como José Arcadio Buendía, Úrsula Iguarán, Aureliano Buendía, Melquíades, Pietro Crespi, Antonio Isabel, Apolinar Moscote, Nicanor Reina, Gerineldo Márquez, Amaranta, Amaranta Úrsula, Pilar Ternera, Remedios La Bella, Fernanda del Carpio, Rebeca, Petra Cotes, Renata Remedios, Santa Sofía de la Piedad, Aureliano Babilonia, etc., dejan un rastro indeleble en la memoria de los lectores porque simbolizan algo en nuestra vida por la empatía o afinidad caracterológica que sentimos hacia uno o varios de ellos, motivan a pena y conmiseración, gran logro fabulatorio del narrador. La novela de construye con un lenguaje básico, de fácil y amigable acceso léxico, lo intricado son las historias y los cambios abruptos de la temporalidad, eso le exige al lector una concentración para ir hilando tiempos y establecer relaciones dinásticas de sus personajes.
La obra y el autor, se circunscriben en la llamada generación del Boom Latinoamericano, del cual fue adalid junto con Mario Vargas Llosa-Perú, Julio Cortázar-Argentina y Carlos Fuentes-México. Cien años de soledad, es la cumbre del realismo mágico literario, movimiento estético narrativo nacido en América Latina, eso que el cubano Alejo Carpentier llama “estado bruto, latente, omnipresente en todo lo latinoamericano. Aquí lo insólito es cotidiano…”. Un realismo mágico plagado de esoterismos, prejuicios, temores, dudas, miedos, creencias ancestrales, alusiones bíblicas desde la fundación del mismo Macondo y premonitoriamente brujeril y maldito de la profecía de su final. Macondo, en la novela, pueblo imaginario localizado en algún lugar de la Colombia caribeña, se erige como un pueblo fértil de imaginación y sortilegios, de imaginarios comunes. La novela se localiza en la Latinoamérica de las décadas 50-60 del s. XX y representa una porción simbólica de los pueblos más aislados del continente americano y en ellas hay denuncias de carácter político, social, etnográfico y económico, marginal, de un espacio que pareciendo surreal, es calco y copia de la idiosincrasia latina.
Cien años de soledad, es una novela con una privilegiada lectoría mundial, por ser caja de resonancia del realismo mágico y voz parlante de las historias de los pueblos más pequeños del Nuevo Continente que cuenta su vida interna y a veces secreta a través del mito, las fábulas, las leyendas y sus tradiciones. En la novela se ha contado la génesis y el ocaso de una familia que sería el prototipo de las bíblicas y numerosas, eso la hace una novela habitual y casi de lectura obligatoria para comprender el fenómeno etnográfico de cómo surgen los pueblos y se organizan los clanes familiares desde los tiempos prehispánicos. Su trayectoria de traducciones, 55 años después de su edición príncipe (1967-2022). La convierte en un clásico ineludible de lectura obligatoria. Es una novela prototipo que rompe la linealidad al contar hechos y generar olas circulares en el manejo de los tiempos narrativos. No solo inaugura el fenómeno del realismo mágico, sino que se mantiene como una de las más emblemáticas y simbólicas y quizá la última moda y fenómeno novelístico en el mundo postmoderno.
Cien años de soledad, es una obra que donde cobra vigencia en la frase de León Tolstoi «Pinta tu aldea y serás universal». Y es que Gabriel García Márquez universalizó Latinoamérica y a su obra emblematizándola con un pueblo fabricado por su imaginación Macondo, pero al mismo tiempo eso le permitió convertiste en universal. Con García Márquez, la novela alcanza su máximo pináculo y la convierte no solo en una obra de estudios literarios y académicos, sino etnográfico, histórico, costumbrísticos de identidad terrígena, sociológico, pero indudable se convirtió en una de las obras de fabulación que más arraigo latino y aporte al viejo continente tuvo. Su estilo construye dicotomías políticas entre liberales y conservadores, el enfrenamiento entre dos mundos paralelos el capitalismo derechista con la llegada del tren y la fiebre del banano y el sindicalismo izquierdista, en medio de las guerras personales de Aureliano Buendía y el silencio místico de Melquiades, dos de los personajes omniscientes más entrañables y vertebrales en la obra (el físico y el místico).
Cien años de soledad, contribuye con su esencia de realismo mágico a la visión y expresión de los autores y los pueblos del mundo, vistos solo como espacios urbanos y económicos. La concepción plasmada en el realismo maravilloso de sus historias, el uso profuso de técnicas narrativas y la simbolicidad de un discurso poético en las descripciones pragmatográficas, le dan una belleza excepcional a la obra y constituyen un modelado de un manejo asincrónico y aleatorio del tiempo en el manejo de la temporalidad y los escenarios geográficos. Eso hace que la contribución de la obra esté en el plano de la originalidad y la novedad.
En Cien años de soledad, encontraremos un mundo superlativo, pleno de alusiones fantasmagóricas e historias. En Cien años de soledad, encontraremos un mundo superlativo, pleno de alusiones fantasmagóricas e historias cotidianas que representan quizá la historia parecida a la de un lector conturbado. Ingresar en sus páginas es abrir los portales trascendentales de lo que es o lo que quisiéramos para nuestra vida. Discurre despacio, no sea que se te escapen hechos que luego lo necesitarás para comprender otras historias que están encriptadas con las anteriores. Bucea tranquilamente y allí encontrarás solaz para la nostalgia, la melancolía y quizá para calmar tu espíritu abrupto de un mundo convulso como los de ahora. En la novela te evadirás hacia los misterios del realismo mágico y la tentación de quedarte allí y no salir de Macondo y sus historias.
Cien años de soledad, es una novela célebre y condenadamente ingeniosa, con trama múltiple en escenarios distantes, historias enredadas de efecto realismo mágico y una sensación narcótica para el lector. Su trascendencia y novedad estriba en el surgimiento evidente del carácter simbólico de la idiosincrasia latinoamericana de sus personajes supersticiosos y tremendistas. Cualquier ciudad pequeña podría ser locación de esta novela enrevesadas de personajes e historias trucadas y entrecruzadas. Fue y es la voz parlante de la gestación de los pueblos, con sus mitos, miedos y sus leyendas ficcionadas. Hay en esta novela una mescla de poesía simbolista en las expresiones pueblerinas y sentenciosas de sus gentes, surrealismo en los giros de sus escenarios topográficos y magia en cada uno de sus tremendistas hazañas. El mito, el miedo popular subyace entre la historia de los pueblos, está presenta aquí desde la primera página y el primer vaticinio de la cola de cerdo, hasta el trágico final envolvente de la historia cíclica y de vendaval fagocitándose la magia y sus gentes.
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