Si hay demasiado por hacer. Es bueno empezar por la gente que no goza de tanta "popularidad" y "reconocimiento". Porque en realidad nunca buscaron protagonismo. Solo cumplieron el rol que el folklore peruano les impuso. Ese folklore mudo, alegre, participativo, postergado, ninguneado, tergiversado, etc. Pero presente con estoicismo en el Perú.
MARÍA AYALA - FOKLORISTA
EL SHAMÁN
En la foto tenemos un afiche donde se difunde una actividad. Pro-fondos, en solidaridad con nuestra buena María Ayala. De ahí partió mi curiosidad. Traducido al español encontramos que AYNI TAKI significa CANCIÓN DE AYNI---
Escribir acerca de María Ayala. Es tener que escribir, por obligación de LLAQTA. Así con mayúscula. Una agrupación de danzas, de Ayacucho.
Escribir acerca de María Ayala. Es tener que escribir, por obligación de LLAQTA. Así con mayúscula. Una agrupación de danzas, de Ayacucho.
Los nombres irán surgiendo de acuerdo a como vaya escribiendo. Primero la cabeza, Alejandro Lezama, mandolinista de los muy buenos. Ayacuchano de nacimiento y victoriano de corazón. Además de músico. Se dedicaba a difundir danzas de Ayacucho.
En realidad no sé quién o quiénes fueron los originales fundadores de LLAQTA. Lo que si puedo asegurar que estaba conformado por gente que amaba el folklore. Y los fundadores eran ayacuchanos
Uno de los miembros, al parecer fundador, de apellido Tincopa, era un muchacho, universitario, de buen semblante. De regular estatura. Sus opiniones eran concisas, precisas. acertadas; era tomado en serio su palabra. Asistía por intervalos prolongados.
Siguen los apodos los "chaplines", El "Chato" Alejandro; "Chapolín colorado" -así le decía, Alejandro Lezama, no es peyorativo, recuerdo hermoso-, tocaba el acordeón como los dioses, hoy debe ser PNP jubilado; Quito -apellido, etc.
María Ayala, era una danzante que no siempre danzaba. Y si no estaba en el elenco a bailar. Ella estaba siempre dispuesta a incorporarse en el momento que hacia falta una danzante mujer. ¿La actuación debe continuar?
Me llevó a ese grupo mi única hermana, INÉS hoy en la inmensidad, con mis padres, abuelos, etc. Ella es otra historia, ya le toca su turno.
María Ayala, vivía en el Callao. Trabajaba en un colegio privado, era docente de carrera.
Los martes y jueves, estaba infaltable en los ensayos. Estos se realizaban en Abtao, La Victoria. De 7 a 9 pm
El grupo tenía o conseguía sus vestuarios. De eso se encargaban María Ayala y "el Chato" Alejandro. En unos costalillos. Traían la vestimentas. Sombreros incluidos.
María Ayala siempre estaba ahí puntual. La podíamos encontrar martes, jueves, por la noche, y domingos, pasada las 2 pm.
El lugar de cita, los domingos. La Plaza Unión. Cuando no tenía el horrible cerco de metal. Ahí se realizaban las presentaciones. Al aire público.
María Ayala, era un excelente bailarina del Carnaval Ayacuchano.
Cuando no bailaba. María iba verificando que todos los danzantes tuvieran la vestimenta bien puesta.
Después de cada presentación María como que pasaba lista. Felicitaba a todos y cada uno de los danzantes.
Conjuntamente, toda la agrupación se dirigía a su local de ensayo. Se pagaba el costo del alquiler de la vestimenta. Y se pagaba por, el alquiler, del local para ensayar.
Hace poco revisando el Facebook del CENDAF (CENTRO
DE DOCUMENTACIÓN DEFENSA Y APOYO AL FOLKLORE PERUANO), encontré algunos datos de la buena María Ayala.
Ahí compruebo que MARÍA
MAGDALENA AYALA MARTÍNEZ. Era el nombre real. Fue interesante.
En el grupo LLAQTA entendí que la palabra "compañero" es una palabra que no pertenece, con exclusividad, a un partido político como se quiere hacer ver.
Compañero es una palabra que identifica a una persona que tiene muchas cualidades. Pero una sola palabra lo identifica, sintetiza solidaridad
Y María Ayala era solidaria. Se preocupaba, cuando alguno de los integrantes, no asistía con la regularidad que se le conocía. En la misma semana, ella iba a visitar al compañero (a) ausente. Y el día del ensayo o en día de las presentaciones informaba al respecto.
Más adelante encontré una invitación a la misa de difunto para María Ayala
Mi corazón lloró, por tan infausto hecho. Pero la vida continua
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