DURANTE LA UNIVERSIDAD ¿QUÉ?

𝗖𝗢𝗡𝗚𝗟𝗢𝗠𝗘𝗥𝗔𝗗𝗢 𝗖𝗨𝗟𝗧𝗨𝗥𝗔𝗟 𝗣𝗘𝗥U I𝗡𝗧𝗘𝗥𝗡𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 & 𝗛𝗔𝗖𝗘𝗗𝗢𝗥𝗘𝗦 𝗟𝗜𝗧𝗘𝗥𝗔𝗥𝗜𝗢𝗦 𝗜𝗡𝗧𝗘𝗥𝗡𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟. 
DURANTE LA UNIVERSIDAD ¿QUÉ?
NICOLÁS HIDROGO NAVARRO 
Tallerista -Experto en evaluación de calidad estética en textos literarios.
Luego el silencio mató mi soledad  e inocencia salvaje y aprendí a dispararme cada día en la sien escribiendo como un poseso maldito en rumas de papel bulky o en cuadernos viejos de espiral,  para no morir de inanición ni de estrangulamiento afásico. Me autocolgué  de la viga de la estética; y, los estudios de literatura  en la UNPRG,  fueron mi cuerda rota de suicidio cada semestre. Escribir fue el acto más claustrofóbico, glorioso (diría que es mas duchoso escribir que hsblar) y deicida, de escapar de la barbarie de la civilización. Aprendí a ser apóstata de la soledad y verdugo de la tristeza. Aprendí a exorcisarme y tirarme al precipicio, habitualmente  como cuando un chicorico se tira a su piscina calato, cada vez que quería un trozo de aliento y tranquilidad. Las mujeres fueron para mí un haren imaginario pendulando en mis escritos como contorsionistas street tease de lupanar caro a medianoche, pero solo una mujer anclaba mi vida. Los días se hicieron marasmos y las noches cargadas de cianuro. El escondrijo más perfecto para mí, fue la escritura, tenía que hacerlo clandestinamente, como cuando los fumekes se meten su tiro callados de sus padres, sabiendo que eso no da plata, envenenándome como un cobarde en solitario con la soga en el pescuezo, al pie del patíbulo, sintiéndome culpable como cuando se mata un insecto y no quieres que nadie se entere de tu cobarde crimen. Entonces gobernaban mi vida, mientras soñaba algún día ir a París y pegar un grito (no jodan a la literatura comunistas reconchasdesusmadres), en la parte más alta de la Torre Eiffel, Baudelaire, Rimbaud, Proust, Huidobro, Malebrannche, George Sand, Balzac, Salgari, Dumas, Llosa, Larra, Lope, Quevedo, Dante, Vila, Joyce, Miller, Faulkner, Vallejo, Arguedas, Sartre, Chateaubriand, Zola, Maupassant, Cervantes, Bretón, etc. Ellos eran mis únicos amigos silenciosos, no pretendían nada conmigo, no me metían ideas idiotas ni de izquietda ni de detecja, ni me preguntaban ni me pedían nada, solo estaban allí al alcance de mi mano y disponibles a cualquier hora del día, la noche o madrugada. Eso era mi felicidad secreta junto a ti.

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