Un amigo me recomendó este libro. Al comienzo no le creí —es como un aordeón, en verdad— Quedé impresionado cuando lo ví. Y más aún quedé cautivado con este poema. Fabuloso
MADRE
CARLOS OQUENDO DE AMAT
y de tus manos vuelan palomas blancas
Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante
Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso
Entre ti y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
porque ante ti callan las rosas y la canción.
El autor con su obra. Espectacular.
Texto e imágenes recogidas del internet.
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