Willy Gómez Migliaro nació en Lima, Perú, el 13 de agosto de 1968. Ganador del premio hispanoamericano de poesía Festival de la Lira 2015. Ha dirigido las revistas de poesía Polvo enamorado (1990-1992) y Tokapus (1993-1996). Ha publicado los libros de poesía Etérea (2002), Nada como los campos (2003) y La breve eternidad de Raymundo Nóvak (2005), todos bajo el sello Hipocampo Editores; Moridor (Pakarina Ediciones, 2010), Construcción civil (Paracaídas Editores, 2013), Nuevas Batallas (Arteidea Editores, 2013), Pintura roja (Paracaídas Editores, 2016), Lírico puro (Hipocampo Editores, 2017), Construcción civil (De La Lira Ediciones. Cuenca, Ecuador, junio 2017), Nuevas Batallas, reedición en México (Mantis Editores, 2017), Lírico puro reedición en Chile (Editorial Deriva, 2018), Moridor & otros poemas reedición en México y Chile (Ediciones Cinosargo & Mantra Edixiones, 2019), Manantiales (Editorial Ícata, 2021). Entre los libros de investigación ha sido compilador del libro OPEMPE, relatos orales asháninka y nomatsiguenga (Editorial AndesBook, 2009) y Cholos, 13 poetas peruanos nacidos entre el 70 y el 90 (Catafixia, 2014). Actualmente es profesor de literatura, escritura creativa, asesor literario y dirige talleres de poesía.
La obra que acompaña a esta publicación fue realizada por el escritor y artista venezolano Fedosy Santaella. Aquí su poema.
La obra que acompaña a esta publicación fue realizada por el escritor y artista venezolano Fedosy Santaella. Aquí su poema.
EL FRONTÓN
Willy Gómez Migliaro
Sobresalida del mar adentro como ideas espejan otro mar arriba de isla y cuerpos que se partían y comprimían la masa. Regreso de costas y salpicadura de agua contra las rocas. Cangrejos morados, canto de gaviotas y arañas oceánicas. La perspectiva del nado hubiera sido la esperanza. Se habló de una quilla parecida a un cachalote hacia la mitad de los esfuerzos. Sintieron un flotador envuelto en algas. Atolón de castigos y de haber encontrado en la obsesión de los contrarios un movimiento que esparcía la lengua de un sagrado. Prefirieron infinidad de dobles de un propósito que impulsaba la virtud de correr a los enfrentamientos. Alguna vez, desde las costas arriba, sentimos ecos de la isla de los lobos marinos. Ahí el lugar de salvación o el deseo de vivir dentro de un animal. El Job querido se entregaba y un océano de mandíbulas resistía Dios del castigo. Con ese de frente al líder de la calma. Con ese la rodilla y la doble desnudez como ejemplo. Con ese el fuego y que no sangre desde las orillas. Con ese la escritura de su celda. Con ese el significado de silencio. Con los demás lo mismo. ¿Dónde estaba construyéndose nuestra virtud? El convencimiento de trabajo de base o el mar profundo a su vez era oscuridad al sobreponer cosmovisiones sobre migraciones integracionistas de un impuesto. El estrecho o canal que conecta dos cuerpos fue el estrecho de capa tras capa donde hubo que virar con la historia de entregar otros cuerpos. Constelación o expansión de las ideas. Asteroides o un mal tiempo. Galaxias de lectura y un descubrimiento de la política que nos resiste. Las islas de Paracas y las espejas modernas del poder. Las precolombinas sensaciones parecían advertir un pago. Adherida una ideología se impone un pampa seca o una huaca. Adherida la ideología del poder, concernía a los líderes formar la escena política más atrás de nosotros. Se prefiguraba la decisión de impulsar contiendas y creencias: el cantar de la evolución en la línea de una posible organización. Nuestras últimas palabras pueden ser una entrada si construimos un texto de impresión al conocer contradicciones. Pensamos sobre piedra de agua ante madrugadas del Martín pescador o la retórica imposible. Su inicio en objetos puede ser una idea de debilidad de puestas ante un avance de implantes o de rebasar la interpretación política que nos estaba impuesta. Las transacciones de no «ser ni calco ni copia» o una encendida de historia colonial devino en la ablución de un sindicato ante la lengua. La idea de una salvación parecía burguesa. Soportes de modernidad o luces de sindicalismo ante un caníbal de los capitales. Ellos o el nacimiento de ola y de cuerpo. Hombre de mar o pescador y las características fueron imposiciones: tres cruces de mar a la religión distinta bajo un destape de la oración indigno al sujeto. Cuando partió la semejanza se recogía una manifestación de la lucha de clases de época a transición primera a las invasiones de querer llevar una forma de organizar sobre cualquier piedra viejísima del habla. Leyendas de complejos de algunas ruinas y lo que supuestamente trajo el mar. Comienzo de la historia para otra matanza. Un final para simbologías de tapas a la naturaleza si del mar se trataba y no imponer epistemología o verdad contra un hombre sólido y creyente en su masa. Un hombre fuera de sí que ampliaba dinastías en su conversión. Una cárcel desde otro poder. Y ese fue el oleaje de confundir, de vuelta, el órgano familiar o un resquicio de celebrar incestos con la masa errante. La individualidad de uno y el culto. Se desvanecía una construcción del poder entre la clandestina de estrategias y la oposición del mismo poder. Ellos y el nombre y la prisión de expandir el significado. Ellos y una transformación de isla y cementerio. Mito de todos en la ola de sangre a la hora de la alabanza. Palabra de ellos o la evangelización primera. Historia ellos o el comienzo de otra religión donde hubo transposición de los huesos. De ahí se armó en cada ola un hueco de pisada y nado si juntabas otra suavidad del cuerpo. Se necesitaba el deslizamiento de idea que concretizara la defensa. No hubo contienda de los propios sino idea de lanzarse a perder un cuerpo por el de los otros o lo que ofrece uno partido si desde las lanchas el temor vibraba en los parlantes. El monstruo del mito creaba el eco de ola o remolino hasta alcanzarlos salvos o ya todos transformados. Una imagen de odisea revertía espacios a la hazaña del regreso si la ola retornaba. Cuenta el aventón para creer o para trazar otra ola en las escuelas cuando dijeron «La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas». ¿Y si hubiera sido claridad el ensañamiento de conquista de muerte? Lo que hubiese sido el acto si el movimiento del mar fuera vertiente de culto después de los muertos. Se arremolinaron a llevar el trapo o la búsqueda de una camisa de nylon o un pantalón. El despedazamiento y la hora de hablar al adornar hombres sobre el mar si decían salvación de un estado y los comienzos de la obra. Al anochecer altares y la tirada de las fotografías a montón de niño que resta la imagen de nadie o un yo sobrevivía. Noche de ejecuciones y la entrega del cuerpo y de sobrellevarse a ese decir de que había serpientes. Eran serpientes de ondulación lo que ellos quisieron entender, incluso, pintó un discurso de la colonia de todos agarrados por garfios. Helaba sangre en la decisión de un desarrollo de poder sin línea fija. Eran las ineficacias de las competencias y un saldo de cuerpos a todas las enmiendas de los procesos de contradicción sin partida. Ellos fijaron un nudo. Habladurías de guerra, el devoramiento de uno si escapas a repetir firmamentos o imagen del ser que avanzaba en sus encogimientos. De ellos volveremos a salir entre la adoración y el fin de línea que acusa la derrota ante los vacíos. Quienes como ellos tienen anticipado el partido de líneas, lo demás será infiernillo y detonación del incumplimiento. Como una Paracas la espera de una isla y un fin respiratorio de momias si antes no fue descubrir presentes de encogidos de fuego. Ellos creían en los escondites del habla y su cercado de poder, pero desde una ideología es anteponer capturas y seguimientos. Adentro como círculo sin espacio o el rodeo de ganar agua, somos, también, indefinidos en un acto de salvación. De ahí pasaron al rezo donde todo es guerra de posiciones de paz y la costumbre de ensalzar comunidades. El bienestar del fuego alrededor y destruir ofrecimientos. Ellos obtuvieron el placer de amar la contrariedad de un fin ideológico. Ellos mismos y sincréticos al mensaje contra un cuerpo continuo de distribución al nacimiento de un país. Al cerrar comenzó la destrucción. Correr o nadar con mierda de lobos marinos, correr dando vueltas luz de faroles o voz de parlantes cuando todos quedaron quietos. Trapos en el altar. El mar y una blancura hacia la violencia del tráfico del juicio y la justicia y de quien afrontó doble cuerpo de algo que trajo el mar. De la entrada a una forma de morir y una proporción de romper lo que las brazadas dan. Un reconocimiento al coraje de enfrentar dos que destapan su rendimiento. Ellos y las piedras y otra profundidad bajo el mar de un metro sesenta al leer, después, formas del cuerpo fétido y otra explosión de huesos.
Caicay – Paucartambo, junio de 2020.
Ls imagen fue recogida del internet
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