EL GENIAL FELIPE

Un día como hoy, 18 de Julio, diez días antes de nuestras fiestas patrias, nace Felipe de los Humildes. El más grande compositor del criollismo peruano y de todos los tipos y género de música en nuestro país.
Es que cuando se trata de lo nuestro no debemos de ser mezquinos. Debemos llamar las cosas por su nombre 
JAWAY DE ENSUEÑOS
Para empezar, nuestro Bardo Inmortal, se llamó Julio Felipe Federico Pinglo Alva.
Se dice que siempre se inclinaba por los cursos de Historia, Castellano, Geografía, música.
Cuentan sus biógrafos de que obtenía las más altas calificaciones, en esas materias.
Y por cierto de ninguna manera descuidaba las otras materias.
Como buen Guadalupano. Bajaba desde los Barrios Altos. Hasta nuestro primer Colegio Nacional, Nuestra Señora de Guadalupe Alma Mater de prestigiosos hombres que realzaron por siempre el nombre de nuestra sufrida y dolida Patria.
Debe de haber sido fantástico ver al autor del vals El Plebeyo, en sus años de estudiante, entretenerse en recoger frutas de los huertos que se encontraban en su trayectoria. Un palomilla más, que después sería muy grande. Todo travieso saltar las acequias, curiosear con las ranas que vivían en los charcos de la zona.
Y cómo no de vez en cuando ver a su diminuta figura haciendo malabares, con esa zurda, maravillosa, que Dios le dió. Debe de haber sido fabuloso, ver esa zurda que lo llevó a jugar por el Club Deportivo Lusitania.

Hasta que un rival inicuo de una artera y traicionera patada, lo fauleó. Y lo dejó rengo, para toda la vida, de esa maravillosa zurda. Obligándolo a dejar el deporte de las mayorías.
Describir las paradisíacas playas de Hawai. Que en ese tiempo se escribía JAWAY. Tal como México, se escribía MÉJICO. No fue tan fácil.
Hay que tener conocimiento, por lo menos, en teoría de esas tibias aguas. Que mantienen esa temperatura porque, en sus aguas, tienen volcanes activos que están en constante erupción.
Y es que en los inicios del S XX. Si querías aprender algo. El único camino era la lectura. Y muchas veces las lecturas, eran nocturnas. Siempre bajo el auspicio de velas, cirios o lámparas -llamados lamparines-, cuyo tubo se ennegrecía cuando la mecha estaba fallando -humeando-. Y había que limpiarlo con una página de algún diario.
Hay que reconocer que como el amor le fue esquivo desde que nació. En sus temas nos relatan romances.
Y es que su mamá murió, enseguida de traerlo al mundo.
Hay tanto que escribir, narrar, acerca de El Maestro que toda la vida nos quedaría corta.
Aquí, el vals, cantado por las parejas Falconí-Lavalle, y Yañez-Gómez

Bella Jaway, eres edén
en tu dominio y mi ser,
olvidaste todo amor
tan sólo por un querer.
Amor astral que hace surgir
las bellas horas de ahí,
hermanas del Jaway
con frenesí.














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