NUNCA VENDAS TUS RECUERDOS

NUNCA VENDAS TUS RECUERDOS 
RECUERDOS DE VIDAL. 
No se puede criticar, tampoco enjuiciar ni 
mucho menos censurar. Las situaciones del amor. Solo hay que ponerse en el lugar. Y esperar. Nada más.
Los romances que empiezan desde temprana edad, jóvenes. Deberían terminar como empezaron. Suaves, entusiasmados, alegres, felices. Tan igual como las uvas de un racimo, sin tocar, hermosas, arrugaditas y dulces pasitas.
Pero no siempre los cuentos tienen un final felíz, como debería ser.
Inglaterra, se reconstruía. Nuevos hogares se conformaban. Otros se reconstituían. Demasiados se perdían.
Y no era para menos. Después de una configuración mundial. Había que rehacer todo. Hasta el amor se encontraba en retazos y dispersos.
El amor destruido, nunca se rehizo. Todo fue mera ilusión, fantasía, imaginación.
Es una gran mentira. Asegurar que el amor se reconstituyó. Ese hermoso sentimiento se tomaría su tiempo 
Cynthia y John se conocieron adolescentes. Quizás niños o puberes. Entre curiosas, ilusas y  brillantes miradas. Se encendieron hermosos arco iris. El mundo caminaba muy de prisa. La escuela, era el hogar que no existía. 
Los tempranos romances, eran apenas pininos. Pero con aspiraciones a tener mayoría de edad. Pero no responsabilidad.
Los primeros niños de la época de la posguerra empezaron a improvisarse. Julián era uno de ellos.
No sé puede decir que Cinthya y John se amaban. De ninguna manera. Si sr hubieran amado. Nada ni nadie los hubiera separado.
Deben haber altibajos hasta que John Lennon conoció a Yoko Ono en 1966. 
Nunca se enamoraron. Él, cegado, dejó a su entonces esposa Cynthia. Y empezó una aventura. Cautivado por Yoko. Se casó con ella en 1969.
John litigó. Nublado por la japonesa dio un estipendio como acuerdo de divorcio a Cinthya. Y era consciente que Cynthia iba criar y mantener a su hijo Julian, infante de apenas cinco años. John era súper famoso en ese tiempo.
Los gastos de un niño y su madre. Son cuantiosos. Escasa de dinero Cynthia, desesperada. Se vio obligada a vender las cartas de amor y los dibujos que John le había regalado cuando eran una pareja joven y enamorada en la adolescencia.
Las cartas eran muy apasionadas, llenas de citas de “Te amo, Cyn”.
El dolor de Cynthia debió ser extremo al tener que desprenderse de estos recuerdos de valor incalculable.
Y los vendió por una buena y gran cantidad...
El comprador fue alguien que amó mucho a John. Y tuvo un amor especial por Julián. Se dice que compuso una canción, especial, llamada Julián. Y que para efectos de la grabación tuvo que cambiarle el nombre Hey Jude.
Y como Paul McCartney, compró todos los recuerdos tuvo que pagar una pequeña fortuna.
Cierto día, Cynthia recibió todas las cartas y dibujos por correo. Estaban enmarcados y borm conservados 
Acompañaba al envío una nota: 
Nunca vendas tus recuerdos. Con cariño, Paul McCartney.
Algunas ideas fueron recogidas del internet al igual que la foto.

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