DE AMORES DEL ALMA
Jonathan Francisco Pavez
Me hablaron tanto de ti.
Para dejar de cuestionar la soledad que tanto aguardaba.
Me hablaron tanto de tu magia que incluso comencé a dudar de tu existencia.
Comencé a darte forma en cuerpos ajenos a ti.
Confundida, muchas veces esperanzada, creía que eras tú.
Soñaba con tu figura, con el sabor de tus besos, con esa entrega desmedida, con tu dulzura derramada en tantas vidas que se extrañaba con un hueco en el corazón.
El tiempo pasó entonces a desinventarte.
Comencé con la triste idea de que eras cuento, eras fantasía.
Que las historias de Amor, de esos libros gruesos envueltos en piel no eran más que ideas de un escritor ilusionado que soñaba exactamente con lo mismo que yo.
Pensaba entonces que las parejas felices eran un invento de la humanidad para enternecer nuestras más supremas fantasías.
Construí un mundo donde ya había resignación, temía ni siquiera tener la dicha de mirar tu rostro en esta vida, moldeando tus besos a mi boca.
Y cuando mis fuerzas se agotaron, cuando más débil me sentía, me tomaste de la mano, abrazaste mis miedos, disolviste mis dudas, me reconfortaste con las palabras más bellas, me devolviste los motivos, la fe, la vida.
Llegaste a sorprender mi soledad de la manera más dulce y encantadora, entonces me regalaste una de esas sonrisas que me invitan a creer que todo es posible.
Gracias por mostrarme que los tiempos de Dios son tan perfectos, que podemos perder todo menos la esperanza de coincidir con nuestro único e inexplicable Amor verdadero.
Kok - Uhga
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