‼️MANUEL SCORZA TRAYECTORIA VITAL‼️

Hoy, se conmemora el 41 años de su muerte 27 Noviembre.
‼️MANUEL SCORZA TRAYECTORIA VITAL‼️
Jaime Ysaac Guadalupe Bobadilla   
Manuel Scorza es nuestro genial poeta y novelista de renombre mundial, el más protagónico e inigualado editor y gestor cultural peruano y latinoamericano. 

Hace 39 años de su partida en el accidente ocurrido en el Aeropuerto de Barajas–Madrid, a los 55 años de fulgurante vida, que le arrebató el Premio Nobel de Literatura, pues él ya estaba considerado para esta cima universal desde 1979, en que publicó “La tumba del relámpago”, última entrega de su histórica pentalogía: “La guerra silenciosa”, cuya primera novela es la internacionalmente  célebre “Redoble por Rancas”, una de las más traducidas de toda América Latina, que en abril de este año ha cumplido 51 años de permanente juventud.  

Las otras tres “baladas” o “cantares” –como también las llamaba– son, sucesivamente: “Historia de Garabombo, el Invisible”, “El jinete insomne” y “Cantar de Agapito Robles”. Meses antes de esa tragedia publicó su sexta novela: “La danza inmóvil”, creación que, como todas las que vienen de él, son de imprescindible lectura y estudio, porque son fuente de inagotable deleite con la palabra hecha arte, y, ante todo, de inspiración y convicción para persistir en la brega por dar vida al Perú Nuevo en el Mundo Nuevo, la meta mayor del Amauta José Carlos Mariátegui, a cuyo magistral legado humanista–socialista Manuel Scorza adhirió decidida y explícitamente, engrandeciéndolo aún más no solo con su trascendente y multifacética obra, sino también con su ejemplar trayectoria de luchador social de vanguardia.

Manuel Scorza está siempre junto a nosotros en la lucha por un Perú con justicia, libertad y bienestar para todos. Para él, la creación artística en todos sus ámbitos debe estar ligada, siempre e invariablemente, a esta suprema finalidad colectiva, popular y nacional. Y esto es lo que él mismo hizo, consecuentemente, con su poética y novelística, alcanzando por ello el legítimo lugar que ocupa, sitial que sigue y continuará  acrecentándose.

Precisamente con este objetivo es que también realizó sus proezas editoriales culturales y populares, peruanas y latinoamericanas: los grandiosos Festivales del Libro, y los aún más estelares Populibros Peruanos, referentes imprescindibles en la incesante batalla para hacer del nuestro un pueblo culto y liberado, para lograr que el Perú sea un país desarrollado. 

Los Festivales del Libro, iniciados en diciembre de 1956, ¡cuando Manuel Scorza solo tenía 28 años!, eran colecciones formadas con obras selectas de los más importantes literatos,  escritores y pensadores peruanos, continentales y mundiales, en entregas de ocho o más títulos. En el Perú realizó cinco Festivales del Libro –el quinto Festival fue la reedición del primero–, con un millón trescientos mil ejemplares en total; tres en Venezuela, con ochocientos cincuenta mil; dos en Colombia, con setecientos cincuenta mil; dos en Cuba, con doscientos cincuenta mil; más un Festival del Libro Centroamericano, con doscientos mil.

La excepcional aceptación que tuvieron estas gestas editoriales es, sin duda alguna,  asombrosa  e imponente, pues basta cotejar esos gigantescos tirajes con los de ahora. Y aún más si comparamos las poblaciones de Lima y el Perú de aquellos años 50 y 60 con las de hoy, así como los avances tecnológicos y mediáticos de esos tiempos con los actuales. 

Solo un ejemplo al respecto: “El mundo es ancho y ajeno”, obra cumbre de Ciro Alegría, otro grande de nuestra Literatura, fue publicado en el tercer Festival del Libro, en una edición de… ¡cincuenta mil ejemplares! 
Mediante sus magistrales Populibros Peruanos (1963–1964–1965) Manuel Scorza llegó a publicar cincuenta y cuatro libros  en seis series de cinco títulos, una de seis y otra de ocho, además de diez títulos publicados individualmente, entre los que figura “Yawar Fiesta”, de José María Arguedas, nuestro Maestro de Maestros. 
Esta masiva cruzada cultural y educativa en favor de nuestro pueblo finalizó debido a la arbitraria prohibición de la venta de los libros en las calles (quioskos), emitida por el alcalde de Lima de entonces, Luis Bedoya Reyes, solícito operador de las nefastas demandas de las máximas autoridades de la Iglesia Católica, “escandalizadas” por la publicación de “En octubre no hay milagros”, del gran Oswaldo Reynoso.  

En todos los países en que fueron publicadas, todas, absolutamente todas las colecciones de los Festivales del Libro y de Populibros Peruanos se agotaron con inusitada rapidez, pues por su venta directa al público se ofrecían a precios increíblemente asequibles, como resultado del admirable  talento, de las iniciativas más audaces, de la identificación popular a toda prueba, de la perseverancia empresarial de su creador y director: ¡Manuel Scorza!  

Su poesía, que fusiona el inequívoco contenido liberador del texto con la más conmovedora belleza del verso, es, sin duda alguna, monumental e insustituible. Y sobre todo por su vivificante actualidad. La  apasionada  épica de su vertiente social y política revolucionaria la tenemos en “Las imprecaciones” –Premio Nacional de Poesía en 1956–, “Cantar de Túpac Amaru”, “Lamentando que Hans Magnus Enzensberger no esté en Collobriérs”, “Palabras de Nicolás Centenario” y “A César Calvo agradeciéndole que esté aquí”. El más alto tributo a la amistad fraterna está grabado indeleblemente en “Réquiem para un gentilhombre – Elogio y despedida a Fernando Quíspez Asín”. Asimismo, “Los adioses”, “Desengaños del Mago” y “El vals de los reptiles” nos ofrecen sus fervorosos himnos al amor, deslumbrantes hoy y siempre.

Por tanto, si las políticas culturales y educativas de los Gobiernos del neoliberalismo decadente y opresor lo ignoran o excluyen –¡así como impunemente también procede la crítica supuestamente “pura”–, nosotros, derrotando resueltamente este perverso complot del silencio, debemos defender y promover a Manuel Scorza como lo que es y será siempre: ¡victorioso abanderado de nuestra indesmayable brega contra el atraso y el oprobio, por la Patria libre, justa y avanzada que anhelamos, por el Perú genuinamente democrático y socialista que merecemos!

PATRIA TRISTÍSIMA

¡Ay, Perú, patria tristísima!
¿Dónde vieron los poetas 
pájaros transparentes? 

Yo solo veo dolor,
yo, únicamente amargas cocinas,
yo, puramente platos vacíos,
a mí solamente sálenme espinas,
sálenme lobos furiosos del pecho abierto. 

¿Dónde no está la tiranía,
la frente arrasada, el pétalo impotente?
¡Hasta en las más tiernas frutas
siento carbones encendidos!

¡Ay, Perú, patria tristísima!
Si yo llamara al padre
y al padre padre hasta el padre más antiguo
y alrededor de mi voz los reuniera 
para que me mostraran la dicha, 
toda la felicidad que aquí brilló 
cabría en un pañuelo.

¡Ay, qué tristeza!
Cuando yo era niño,
veía al crepúsculo agitar sus crueles alas,
y le huía por los campos
sin saber que buscaba mi boca para gemir; 
pero fui llenándome de cuervos,
mi vida fue cubriéndose de herrumbre, 
fue invadiéndome la noche:
ahora soy el dolor de mi tierra quebrada.

¡Ay, qué amarga dulzura!
Bella era mi juventud.
Yo cantaba: ahora estoy triste,
y es por ti, patria pobre,
por esos pueblos de una sola calle 
por donde nunca caminó la dicha.

No me traigan alondras, ni manzanas.
No se puede apagar con saliva mi pecho ardiendo. 
¡No se puede pegar con palomas mi patria destrozada, 
mi América en pedazos, mi amor, mí agonía!

En “Las imprecaciones” – 1955

Con Urpi Rosa Trinidad

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