EL AMOR VERDADERO…
Fran Sensei
Él tiene más de ochenta años e insiste en llevar de la mano a su esposa dondequiera que va. Cuando le pregunté por qué su mujer caminaba como distraída, como si estuviera en otro mundo, él me respondió con ternura:
—Porque tiene Alzheimer.
Intrigado, le pregunté:
—¿No te preocupa que se angustie si la sueltas, o simplemente si te cansas de llevarla?
Él me miró y, con una sonrisa serena, me dijo:
—Ella no se preocupa… Hace años que ya no sabe quién soy. Ya no me reconoce.
Sorprendido, le dije:
—¡Qué increíble! Aun así sigues acompañándola, cada día, a pesar de que ella no te reconoce.
El hombre, con una expresión llena de amor y paciencia, me miró directamente a los ojos y respondió:
—Ella no sabe quién soy yo, pero yo sí sé quién es ella. Es el amor de mi vida.
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