LICUADO EN DO MAYOR

LICUADO EN DO MAYOR
Nicolás Hidrogo Navarro 
La frígida y cavernícola noche entristecida, ha convergido en un promontorio de tristezas cadavéricas. Solo soy un célibe náufrago en medio de la torniquete soledad y la fémur arboleda sinécdoque. Quiero ser árbol y río compungidos y no puedo. Quiero ser yesca incendiaria y cacófana, colina serpenteante y ataráxica y no puedo. Quiero ser atávico silencio y guión cinematográfico empolvado y no puedo. Quiero ser cerúleo universo descastado y Rapa Nui nigromante que cobije tus colinas y no puedo. Solo soy un punto y coma remando en medio de los líquidos grafemas vomitados en medio de la topotesia de mi imaginación. El trémulo viento se escorea fatal entre mis mejillas aplanadas y solo el protoplasma de la noche repta entre mis recuerdos. (Ella: ven papito, sáciate, sírvete a discreción, sin pena mi nene ni tabús, yo: hazte de lado, quiero encajar cuete, me place un pete...). Me quedó mirando como ipnotizada, después de la ponencia y supe que me había ganado el cielo azul de su pubis salpicado de jazmines. Más adentro de su mirada hetaira, yacen los abedules crujientes, algún pensamiento olvidado de Spinoza razón = libertad. (La noche nos vomitó y Chiclayo ebrio fue nuestro, llegamos al paisaje Woyke, no había ya nadie y se abrió el lapislázuli de su época universitaria). Tramonté acaso sus labios biselados, en medio del incendio de las tinieblas. Sus ígneos pechos blader, fueron dos cuajadas frescas pertigueando la senectud de las sombras. [Solo fuiste floresta incendiada en medio del río nervioso y tu libido encalló en medio de mi tristeza. La voyager tarde se atrofió ante mis caducos ojos y tú, ella y yo fuimos marionetas del sexo en medio de la hibernación de un réquiem de prosopopeyas en su sepulcro pentagramático]. Entramos al Hospedaje París en Huarmaca, no había hoteles libres. Sólo su mirada, fue bálsamo  en medio de la putrefacción  de las horas. De París ese hotelucho no tenía ni los olores de las cloacas de la Ciudad Luz, era una reverenda porquería. Dormimos a sobresaltos de  los chinches y las pulgas, reímos y su boca fue mía como de un niño su dulce favorito. Amaneció y corrimos a Rosas. (Aún recuerdo el día que ella se graduó de Matemática en la UNPRG, yo había estado en ese mismo auditorio unos años antes rozagante con mi doble diploma, uno de bachiller en Literatura  y otro de estudiante excelencia, era emocionante verse con la toga y el birrete, pero más emocionante ser winner. Me sentí orgulloso de ella.(Solo me interesan las número uno punteras). La noche fue un castillo aprisionado por los colmillos del viento y la sangría del universo. 

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