Cuando Alfonsina escribe, la palabra se convierte en el canto de David a Dios. Cuando escribe, un poema, la filigrana de oro. Queda como cualquier vulgar metal machacado.
El domingo por la noche llegó a LA NACION este poema, entre- gado al correo en Mar del Plata. El sobre no contenía sino el original de la que, por un designio ahora evidente de la autora, era su colaboración póstuma.
VOY A DORMIR...
ALFONSINA STORNI
Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera; una constelación; la que te guste; todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes... te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido.
Alfonsina Storni
Nació el 29 de mayo 1892 Sala Capriasca, Capriasca, Suiza
Murió el 25 de octubre 1938 Balneario La Perla, Argentina.
La imagen fue recogida del internet
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