AQUILES RECIBE EL CUERPO DE PATROCLO
El dolor de Aquiles
Al enterarse de la muerte de Patroclo, Aquiles se sume en una profunda desesperación. Su lamento es tan desgarrador que se escucha por todo el campamento aqueo y hasta su madre, la diosa Tetis, lo percibe desde el fondo del mar, acudiendo a consolarlo. Dominado por la pena, Aquiles se arroja al suelo y se cubre de ceniza, una señal de duelo extremo, reflejando su amor y la estrecha relación que compartía con Patroclo.
La lucha por recuperar el cuerpo
Mientras Aquiles llora su pérdida, en el campo de batalla se libra un feroz combate por el cadáver de Patroclo. Héctor, tras haberlo matado, intenta quedarse con su armadura, pero los guerreros aqueos, encabezados por Menelao y Áyax Telamón, luchan para impedir que los troyanos se apoderen del cuerpo. Gracias a la intervención divina y al esfuerzo de sus compañeros, finalmente logran rescatarlo y llevarlo de vuelta al campamento griego.
El encuentro con su amigo caído
Cuando Aquiles contempla el cuerpo inerte de Patroclo, su tristeza se intensifica. Entre lágrimas, promete vengar su muerte, jurando acabar con Héctor sin importar las consecuencias. Consumido por la ira y el dolor, decide regresar al combate, aunque eso signifique su propia destrucción.
El funeral de Patroclo
Más adelante, Aquiles organiza un majestuoso funeral en honor a su amigo, donde sacrifica prisioneros de guerra y realiza juegos fúnebres para recordar su valentía. Este momento no solo resalta el profundo vínculo entre ambos héroes, sino que también marca el destino trágico de Aquiles, reforzando los temas de la amistad, la pérdida y el inexorable destino en la Ilíada.
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