Sé que será de vuestro agrado. Dedicado sobre todo a quienes les atrae, encanta, este tipo de lectura
Muchas veces la compasión es utilizada por hombres depravados, enfermos sociales, perturbados que se aprovechan de la buena fe y buena voluntad. De las personas que muestran compasión.
Esta historia es una adaptación de un escritor. Quien también es un lector de historias de terror.
EL MONSTRUO DEL SÓTANO
ADAPTADO POR BRYAN RODRÍGUEZ
En una pequeña ciudad de los Estados Unidos, entre los años 1979 y 1987, Fred Terry era conocido como un hombre amable y tranquilo. En público, se movía en una silla de ruedas y siempre parecía necesitar ayuda. Sin embargo, tras esa apariencia vulnerable, se escondía uno de los asesinos en serie más atroces que la historia jamás había conocido.
Fred, un hombre de 40 años, utilizaba una estrategia meticulosamente calculada para atraer a sus víctimas. Elegía zonas concurridas, como supermercados, estaciones de autobuses o parques. Allí, fingía que su silla de ruedas se descomponía o simulaba caer al suelo, asegurándose de que solo mujeres jóvenes estuvieran cerca para ayudarle. Las chicas, por compasión, se acercaban a levantarlo, y ese era su primer error.
Fred siempre llevaba consigo un termo que contenía un refresco adulterado con un poderoso sedante. Agradecido, ofrecía un trago a las jóvenes mientras insistía en que las llevaría a su casa como muestra de gratitud. Minutos después de ingerir el líquido, las víctimas comenzaban a sentirse mareadas y débiles. Antes de que pudieran darse cuenta, Fred las conducía a su camioneta adaptada y las llevaba al lugar que pronto conocerían como el "infierno en la Tierra": el sótano de su casa.
El sótano era una verdadera cámara de tortura. Las paredes estaban cubiertas de espuma insonorizante para evitar que los gritos se filtraran al exterior. Allí, las jóvenes eran encadenadas a las paredes mientras Fred las sometía a un infierno inimaginable. Pero Fred no era solo un asesino; era un torturador meticuloso. Grababa cada uno de sus actos con una vieja cámara de video, acumulando cintas que documentaban su depravación.
En uno de los videos recuperados por la policía, Fred aparece mutilando a una joven mientras ella, aterrorizada, grita por su vida. En otro, se le ve obligándola a recitar oraciones mientras la quemaba con un hierro al rojo vivo. Pero lo más perturbador de todo era su manera de deshacerse de los cuerpos. Fred desmembraba a sus víctimas con una precisión escalofriante, quemando los restos en una enorme chimenea oculta detrás de una estantería. Las cenizas de sus víctimas eran esparcidas en el jardín, donde cultivaba un macabro huerto de rosas.
En 1987, Fred secuestró a su última víctima, una joven universitaria llamada Emily Parker. Emily, más astuta que las demás, fingió estar completamente paralizada por el sedante. Mientras Fred se preparaba para comenzar con su rutina de tortura, Emily aprovechó un descuido. Con las manos aún atadas, logró alcanzar un clavo oxidado que sobresalía de una de las paredes. Después de horas de esfuerzo, liberó una de sus manos y atacó a Fred cuando este regresó al sótano.
El golpe noqueó temporalmente a Fred, lo que le permitió a Emily huir por una estrecha ventana del sótano. Ensangrentada y aterrada, corrió por las calles hasta encontrar una patrulla de policía. Al llegar al lugar con refuerzos, los agentes encontraron pruebas que jamás olvidarían: cantidad herramientas de tortura y una montaña de cenizas humanas.
Rodeado por la policía, Fred no mostró arrepentimiento. Sabía que su tiempo había llegado. En un acto final de desafío, ató una cuerda a una viga de su sala de estar y se ahorcó antes de que los oficiales pudieran detenerlo. Su cuerpo quedó colgado, con una sonrisa retorcida en el rostro.
Aunque solo se identificaron 39 víctimas, las autoridades creen que el número real supera las 50. En su diario, Fred escribió una última entrada perturbadora:
"Ellas me dieron vida con sus gritos, y ahora mi alma será eterna en sus cenizas."
El caso de Fred Terry sigue siendo uno de los más aterradores de la historia criminal de Estados Unidos. La casa fue demolida, pero los vecinos aseguran que, en las noches de luna llena, pueden oír los gritos de sus víctimas resonando en el lugar donde una vez estuvo el sótano del horror.
Comentarios
Publicar un comentario