Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia. Esa costumbre de los italianos de antaño de colocar cinco nombres a sus hijos. De ninguna manera se escapó a nuestro citado poeta uruguayoi.
Con ese lenguaje ensimismado. Nos lleva de la mano cual Beatriz Portinari, que cita El Dante, es algo fabuloso.
Sin temor a caer en el error. Nadie puede escapar de su mágico encanto, de la musicalidad de sus versos.
Tiene el misticismo de Tagore, el romanticismo de Bécquer, la sencillez espléndida de Mario Florián. Que se ajusta a todos los gustos de quienes se atreven a seguir y querer ver a quien va a flechar El Cupido.
TE QUIERO SIN MIRAR ATRÁS
Mario Benedetti
Te quiero mansamente, entre las sombras de las falsas ilusiones.
Te quiero como para leerte cada noche, como mi libro favorito quiero leerte, línea tras línea, letra por letra, espacio por espacio.
Te quiero para tomarte de la mano bajo el firmamento y mostrarte los te amo escondidos entre las estrellas.
Te quiero sobre las hojas de otoño, hablando de nada pero a la vez de todo y, en un arranque de locura, beber tus lágrimas mientras desfallezco en tus labios.
Te quiero para buscarte entre las frases no dichas, entre los pensamientos enterrados, entre las maneras complicadas quiero encontrarte y después no dejarte.
Te quiero como para llevarte a mis lugares favoritos y contarte que es ahí donde me siento a buscarte en la niebla de miradas que no son tuyas, pero aún así te busco.
Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso sí, tomados de la mano, mejor dicho, del corazón.
Te quiero como para sanarte, y sanarme, y sanemos juntos, para remplazar la heridas por sonrisas y las lágrimas por miradas, en donde podremos decir más que en las palabras.
Te quiero por las noches en las que faltas, te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás.
Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.
Mario Benedetti nació en Paso de los Toros, Tacuarembó, Uruguay, el 14 de septiembre de 1920, hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, quienes, siguiendo sus costumbres italianas, lo bautizaron con cinco nombres familiares como Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia. Falleció el 17 de mayo de 2009 en su casa de Montevideo, a los 88 años de edad
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