¡A DIOS NO SE LE PIDE UNA CAMA, SE LE PIDE SUEÑO!

La presente crónica, tómenla como un reconocimiento a DON FAUSTO RÍOS FRANCISCO. Señor de señores.

¡A DIOS NO SE LE PIDE UNA CAMA, SE LE PIDE SUEÑO!
PERCY ANTONIO COLLAO ALVA.
En la vida he encontrado muchas personas que sin tener estudios superiores sin propiamente haber terminado su secundaria eran 
personas fuera de serie. Ellos eran algo extraordinario para mí 
En forma personal fue fabuloso conocer a Don Fausto Ríos Francisco. Lo conocí de avanzada fue siempre un hombre de palabra suave, fácil y entendible. Yo bordeaba los 27 años.
Don Don Fausto fue natural de Huayopampa de nuestra sierra de Lima. Conversar con él era de lo más exquisito y y natural que se puede encontrar en la vida. Escuchar cuando contaba algo de su tierra. Era como estar en ese lugar. No exagero, cuando afirmo que hasta parecía que, en ese momento, hasta respirábamos el limpio aire de Huayopampa.
De convicción aprista, desde muy joven, perteneció a ese grupo que nunca abandonó la base doctrinaria de los aprista. Como lo sí lo hizo su máximo jefe y fundador, Víctor Raúl Haya de la Torre 
Don Fausto fue un hombre de buen verbo, de contagiante sonrisa y fácil de admirar por el excelente dominio del arte de la oratoria. Sus paisanos y contemporáneos lo llamaban "Pico de oro"
Este señor tenía como principal oficio la agricultura. Su hija Eva, excelente maestra de oficio, nos narraba cómo él conocía, con precisión a la sandía cuando estaba lista para disfrutarla. Jugosa, roja y bien dulce.
Según contaba Eva su papá tenía la costumbre de seleccionar algunas sandías que guardaba debajo de su cama. Él mismo las echaba rodando debajo de su talamo. Pasado un tiempo llamaba a su amada hija y le decía Evita saca debajo de la cama una sandía cualquiera. 
Entonces la maestra iba y cumplía la orden. Cuando la tenía entre sus manos la acariciaba y con el dedo índice, de su mano derecha. Con toda autoridad le daba unos golpes que solamente él sabía reconocer. Entonces con toda autoridad le decía a su amada hija Evita esta sandía está buena para comer.
Entonces hacía trozar a la sandía en pedazos. Y las colocaban en el centro de la mesa. Luego toda la familia disfrutaba después del almuerzo.
A Don Fausto casualmente lo escuché por primera vez llamar el felón a Francisco Morales Bermúdez Cerruti. Y es que este había traicionado a Juan Velasco Alvarado quién si seguía en el poder hubiera desatado una guerra con chile y con seguridad hubiéramos recuperado los territorios que vulgarmente nos han quitado.
El día que se asomó a la inmensidad. Ante su tumba se hicieron uso de la palabra algunos oradores. Ya finalizado el rol. Dos Huayopampinos, ya de avanzada edad y muy emocionados. Llenos de fervor, amor al partido de la estrella. En pleno silencio alzaron la voz casi al unísono —¡Te acuerdas, Fausto, cuando nos escondíamos en las cuevas en los cerros, perseguidos, como zorros, lleva la palabra!— 

Comentarios