LOS LOCOS, TAMBIÉN PENSAMOS
Un taxista tiene muchas anécdotas. Mi padre VIDAL COLLAO ARIAS, tenía un buen repertorio.
Resulta que un taxista iba en su auto. De pronto se le bajó, ponchó, una de las llantas de su coche. Y se detuvo frente a una clínica psiquiátrica, en Chosica. El chofer baja del auto, abre la maletera de su carro y saca la llanta de repuesto. Coloca la gata debajo de la llanta afectada. Subió la parte afectada. Y empieza a aflojar las tuercas. Quita la llanta.
El hombre estaba tan concentrado en su tarea que no reparó en quien lo estaba
mirando. Pero sintió la mirada de alguien. Y es que desde atrás de las rejas, alguien lo miraba. De pronto levanta la vista y el hombre comprobó, que un loquito lo observaba con mucho interés.
Pero no le brindó mayor importancia. Coloca la llanta y en el menor descuido. Ve
que se le van los tornillos por la alcantarilla del desagüe. Entonces el hombre
exclamó, muy preocupado —carajo y ahora qué le voy hacer— Mientras se rascaba la
cabeza
Cuando en eso del otro lado, de la reja, el loquito, que había mirado todo., dice algo. Al hombre del auto. Y escucha que le dice —yo sé lo que debe de hacer para que ud coloque la llanta a su auto— entonces,
el hombre responde —no me digas y ¿cómo?— Entonces del paciente psiquiátrico le
dice —ha... ver miré. Ud va hacer lo que le voy a decir y verá como funciona— el taxista incrédulo le puso atención.
Y hace lo que le dice el loquito —quité un tornillo a cada llanta y
obtendrá 3 y con ésos son suficientes para que ponga su llanta— el hombre se
rasca la cabeza y dice —oh... ¡es verdad!— Así es que el hombre del auto hizo
exactamente lo que le dijo el loquito
Al terminar le hace una pregunta —oiga por qué está usted aquí si me ayudó a pensar en lo que
tenía que hacer, para solucionar mi problema ¿Qué ud no está loco?— ante lo cual el
loquito responde —estoy aquí por loco, pero también sabemos pensar—
La imagen fue recogida del internet
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