En verdad, es un honor que una persona tan preparada como el maestro NicolΓ‘s Hidrogo, se tome su tiempo, lea un trabajo e hidalgamente, plantee aspectos que se deben mejorar.
De ninguna manera debemos enojarnos. MΓ‘s si las observaciones tienen fundamento. Muy por el contrario debemos tener la calma suficiente y mejorar nuestro trabajo.
Hay que tener en cuenta de que Javier Villegas FernΓ‘ndez, figura en Internet y su Sapito SapΓ³n, es leΓdo por niΓ±os.
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(Texto completo)
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ππ (Chiguirip-Chota, Cajamarca-PerΓΊ, 1955).
En el jardΓn de mi casa, habita Sapito SapΓ³n. Es un sapo muy curioso, parece tocado por la magia y el encantamiento. No lo vi llegar, hasta que una noche su voz pasmosa y ronca lo delatΓ³, y allΓ estaba con sus inmensos ojos vigilantes, su tremenda barriga y su atlΓ©tica manera de saltar de un lado a otro.
A veces me parece que se hubiera marchado. Me invade la aflicciΓ³n y pienso que no volverΓ© a tener otro amiguito en mi jardΓn con quiΓ©n entretenerme. En ese momento lo busco afanosamente, hasta que lo ubico, lo miro muy solicito, y me doy cuenta que su color verduzco le sirve para camuflarse acertadamente entre las hojas de hortensias y geranios.
Rara vez sale a pasear de dΓa, es muy tΓmido y asustadizo, sΓ³lo cuando escucha mis pasos y el timbre de mi voz salta hasta donde estoy, alegremente. Me acerco y le hablo, como a mi mejor amigo, le cuento que ya le escribΓ una poesΓa, un cuento, y que es el centro de mis conversaciones en la escuela. Parece alegrarse y salta entusiasmado, me pongo en cuclillas y platicamos de lo hermosa que es la vida, de la forma que debemos cuidar la naturaleza, para que la contaminaciΓ³n no siga amenazΓ‘ndola.
Sapito SapΓ³n me contΓ³ que se alimentaba de pequeΓ±os mosquitos y libΓ©lulas, y que, para ellos, solamente tenΓa que sacar su hΓΊmeda y pegajosa lengua y el bocado estaba asegurado. Me decΓa tambiΓ©n que cuando el calor arrecia se esconde en los lugares donde hay mayor humedad, para que el sol no reseque su piel y lo agobie hasta la desesperaciΓ³n.
Cuando intuye que el aguacero se acerca se pone feliz hasta el delirio, y apenas caen las primeras gotas de lluvia, lanza su croΓdo, hasta contagiar a todos sus amigos que ejercitan su afΓ³nica garganta y echan al aire su batrΓ‘cica sinfΓ³nica.
El agua nos permite reproducirnos -me decΓa- por ello con nuestro croar rendimos pleitesΓa a esta magia de la naturaleza. Cuando hay luna llena, conversamos con ella, le hablamos en coro y le decimos que es bella y bondadosa, porque a pesar que se roba la luz, ella la comparte con nosotros desde la ignota lejanΓa.
Pasaron varios meses, hasta que cierto dΓa, el invierno empezΓ³ a desatarse con una intensidad descomunal: llovizna, ventarrones, rayos, truenos y un frΓo muy intenso. Cuando pasΓ³ dicha temporada, busquΓ© a Sapito SapΓ³n y no estaba por ningΓΊn lado. Me invadiΓ³ la tristeza, llorΓ© buscΓ‘ndolo por todos los lados, y sin seΓ±al de Γ©l, recordΓ© los momentos mΓ‘s felices que habΓamos pasado juntos, lancΓ© un profundo suspiro y me hice la promesa de llevarlo en mi corazΓ³n y en mi pensamiento por toda la vida.
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